V. EL EFECTO DE INVERNADERO
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se mencionó en el capítulo III, la Tierra recibe energía del Sol por medio de la radiación. A su vez, emite una parte de esta energía al espacio que la rodea. Del total de la energía que nuestro planeta recibe del Sol, se estima que 30% es reflejado de nuevo hacia el espacio exterior. El 70% restante es absorbido: 20% por la atmósfera y 50% por la corteza terrestre y el agua, principalmente la de los océanos.Si la Tierra recibe constantemente la energía del Sol, ¿cómo es entonces que su temperatura no aumenta también continuamente? Ya hemos visto que si se suministra energía en forma de calor a un sistema cerrado, se producirá un incremento en la temperatura del sistema corno consecuencia de la energía absorbida. Aunque la temperatura de una región varía durante las estaciones del año, el promedio de la temperatura en la superficie terrestre, que es de unos 15°C, se mantiene prácticamente constante. Por lo tanto, debemos concluir que nuestro planeta es un sistema que puede intercambiar energía con sus alrededores. De hecho, nuestro planeta es un sistema abierto; de no ser por la fuerza que ejerce el campo gravitatorio, las moléculas de los gases que constituyen la atmósfera escaparían hacia el espacio exterior. La causa de que en la Luna no haya atmósfera es que su campo gravitatorio es tan débil que no puede retener estas moléculas.
Como ya se mencionó, también los organismos de sangre caliente tenemos la capacidad de mantener nuestra temperatura constante. Por esta razón, muchos científicos consideran que debemos estudiar al planeta Tierra como un ser viviente 1,
un organismo cuya piel es la corteza terrestre y cuya vida se manifiesta no sólo en los millones de ejemplares vegetales y animales que lo habitamos, sino también en el flujo de los ríos, el movimiento de los vientos, las mareas de los océanos y las erupciones volcánicas.
Así como una infección de nuestras vías respiratorias, aunque sea un simple catarro, ocasiona trastornos en todo nuestro cuerpo, resulta que las "enfermedades" que la Tierra sufre en una región, tarde o temprano se manifiestan en todo el planeta. Por esta razón, aunque a veces parece difícil de creer, el clima de México se ve afectado por las erupciones volcánicas que ocurren en Asia. De igual forma, los bosques de Noruega, Suecia y Finlandia sufren las consecuencias de la actividad industrial de otros países europeos, y la destrucción de los bosques tropicales ocasiona que, a miles de kilómetros de distancia, tierras antes fértiles se conviertan en desiertos.
Los cambios de temperatura y de presión en la atmósfera ocasionan los movimientos que dan lugar a los vientos; a través de ellos y del sistema "sanguíneo" de la Tierra, constituido por las aguas de ríos, lagos y océanos, todas las regiones del planeta están comunicadas. Los materiales tóxicos que se generan en las grandes ciudades y complejos industriales no sólo afectan a los seres vivientes de las regiones cercanas, afectan la vida de todo el planeta.
Uno de los efectos globales que más atención ha recibido es el llamado "efecto de invernadero". En los últimos años, diversos grupos de científicos han reportado que la temperatura media de la Tierra está aumentando. El "organismo terráqueo" aparentemente está perdiendo la capacidad de mantener su temperatura constante. Como un paciente enfermo cuando tiene fiebre, nuestro planeta está enfermo de un mal llamado contaminación.
El equilibrio térmico de nuestro planeta se basa, en gran medida, en su capacidad de devolver hacia el espacio exterior una parte de la energía recibida del Sol. El 20% de la energía solar es absorbida por la atmósfera; las sustancias responsables de esta acumulación de energía son, principalmente, el metano (CH4), el vapor de agua (H2O), el dióxido de carbono (CO2) y los hidrocarburos halogenados como el CF3 Cl. Gracias a la energía acumulada por estos compuestos químicos, la temperatura en la superficie terrestre se mantiene, generalmente, dentro de límites adecuados para nuestra supervivencia Cuando llega la noche a la región en que habitamos, y obviamente dejamos de recibir la energía solar, la atmósfera impide que la temperatura baje drásticamente; la presencia de nubes ayuda a que el clima sea más agradable. Por esta razón, en las zonas desérticas, donde la atmósfera contiene poca humedad y hay poca formación de nubes, los días son muy calurosos y las noches son muy frías. Es fácil imaginar lo que sucede en la Luna, donde la ausencia de atmósfera hace que, entre la zona oscura y la zona iluminada, haya una diferencia de temperaturas de cientos de Kelvin.
Pero ¿qué sucede si la cantidad de dióxido de carbono aumenta considerablemente en la atmósfera? O ¿si los procesos industriales y la combustión de energéticos generan la presencia de otras sustancias químicas capaces de absorber energía? Lógicamente, la temperatura del planeta tenderá a aumentar. Por ejemplo, en el planeta Venus, cuya atmósfera está formada por gruesas nubes de CO2, la temperatura media en la superficie es de unos 430°C.
En el interior de un invernadero, los cristales no sólo ayudan a retener el calor que emana del suelo, sino también a evitar las corrientes de aire, lo que hace que la temperatura interior sea varios grados mayor que la temperatura exterior. Pero en el caso de la Tierra, donde los vientos actúan libremente, llamar "efecto de invernadero" al fenómeno del calentamiento de nuestro planeta, no es del todo correcto. Sin embargo, este nombre ya está muy generalizado y, pese a todo, se continúa utilizando. Es importante notar que la retención de energía por parte de nuestra atmósfera, que es la base del efecto de invernadero, es indispensable para la vida en nuestro planeta, ya que ayuda a mantener la temperatura entre límites adecuados. Sin embargo, actualmente se asocia este fenómeno con algo dañino, por el hecho de que el límite superior de temperatura parece estar aumentando.
¿Y qué importancia puede tener que la temperatura de una región o de todo el planeta se incremente en uno o dos grados? Lamentablemente, las consecuencias pueden ser fatales. Como ya vimos en capítulos anteriores, algunos organismos vivos son extremadamente sensibles a los cambios de temperatura; estos cambios en el clima, aparentemente pequeños, ocasionan modificaciones en las temporadas de lluvia y en la cantidad de agua que normalmente cae en una región, lo que generalmente significa la pérdida de miles de toneladas de alimentos, ya que las cosechas se pierden.
En la zona norte de México, durante 1994 se tuvo una sequía muy importante. Un fenómeno parecido se presentó en el estado de California, en los Estados Unidos de América, y esto ocasionó incendios de grandes proporciones que consumieron miles de árboles. A finales de 1994 y principios de 1995 comenzaron las lluvias y, al caer en zonas donde los suelos han sido erosionados, provocaron graves inundaciones.
Otra consecuencia del aumento de la temperatura media de la Tierra es que empiezan a fundirse las grandes masas de hielo que se encuentran en los polos, lo que ocasiona un aumento en el nivel de los mares. Si este nivel aumenta, aunque sea unos cuantos centímetros, grandes regiones costeras pueden desaparecer al ser cubiertas por las aguas; y muchas grandes ciudades se encuentran ubicadas en estas regiones.
El "calentamiento" que está sufriendo nuestro planeta se debe, en gran parte, a que la cantidad de CO2 presente en la atmósfera ha ido en aumento durante los últimos años. En 1900, cada metro cúbico de aire contenía unos 290 mililitros de CO2 ; para 1990 esta cantidad era de unos 355 mililitros y en 1995 se estima en alrededor de 370 mililitros. Este aumento se atribuye al consumo excesivo de energéticos que, al ser quemados, producen CO2 y agua. Así como en México consumimos grandes cantidades de gas, gasolina y diésel, en otros países se queman diariamente cientos de toneladas de leña y de carbón, y este fenómeno se repite en casi todas las regiones del planeta. Para mantener el equilibrio, el CO2 producido en las reacciones de combustión y en los procesos de respiración de millones de seres vivos, debería ser absorbido por las plantas verdes mediante la fotosíntesis.
El crecimiento de la población está siempre unido a mayor demanda de energía y de alimentos. La necesidad de contar con más ganado bovino para proveer de carne a los grandes núcleos de población, ha ocasionado que, unas veces por ignorancia y otras por inconciencia, se hayan destruido miles de hectáreas boscosas para convertirlas en pastizales para el ganado. Además, del excremento de las vacas se desprende gas metano (CH4), que también contribuye a la retención de energía en la atmósfera. Aunque las Naciones Unidas y muchas organizaciones hacen grandes esfuerzos para preservar las reservas de bosques y selvas tropicales, todos los días siguen desapareciendo grandes extensiones de este tipo de regiones.
La única solución para ayudar a la Tierra a recuperarse de sus "enfermedades" es que cada uno de nosotros contribuya con su granito de arena. Todos los días escuchamos recomendaciones para disminuir la contaminación del aire y del agua; sin embargo, es muy poco lo que hacemos en forma individual. Pequeñas acciones pueden, en conjunto, lograr grandes beneficios. Por ejemplo:
Siempre que sea posible, al hacer nuestra tarea y otros trabajos debemos utilizar las hojas de papel por ambos lados. Cada vez que reciclamos el papel , estamos salvando cientos de árboles.
No fumar; no sólo por el bien de nuestra salud sino para evitar ser nosotros mismos otra fuente de contaminación. Además, muchos incendios forestales se atribuyen a fumadores que por descuido dejan caer una colilla de cigarro aún encendida.
Nunca tirar la basura en la calle: ¿cuánta energía se requiere para recoger los desechos que arrojamos por todas partes?
Cooperar activamente en las campañas de ahorro de agua.
Comprar aquellos productos que vienen en envases que pueden reciclarse, como las latas de aluminio y los recipientes de vidrio.
Estamos seguros de que usted, lector; podrá añadir muchas otras formas de ayudar a la conservación de nuestros recursos naturales. Si nuestro planeta muere, habremos logrado destruir muchas cosas maravillosas. Debemos prepararnos mejor para cuidar lo que todavía nos queda.
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