PESQUER�A DEL ABUL�N

Los abulones son moluscos de gran abolengo y antig�edad, muy conocidos por ser perseguidos por su carne; pertenecen al g�nero Haliotis. En M�xico los llaman abulones; en Espa�a la mariner�a les nombra "orea", "orejas de mar" o "se�orinas", y los gallegos, "cribias o manquilinas", siendo peque�os y con poca calidad de su n�car; en Francia los conocen como "seis ojos" y "orejas de mar"; en Inglaterra y Grecia, "oreja de Venus"; en Portugal, "lapa burra"; en Italia, "orejas", y en Australia, "carne de pez".

El abul�n se caracteriza por tener una concha en forma de oreja, generalmente ovalada y con la superficie externa convexa y rugosa, arqueada en la regi�n posterior y aplanada en la anterior, con una serie de perforaciones u orificios alineados sobre la regi�n correspondiente a la cavidad respiratoria; el primero de ellos es el m�s grande. Sobre la concha se localizan numerosos organismos, como crust�ceos del g�nero Balanus, concentraciones de gusanos tub�colas y plantas microsc�picas y macrosc�picas, entre ellas algunas algas p�treas del g�nero Corallina.

La cara interna de la concha, cuando se han extra�do el callo y los �rganos del animal, es lisa y en muchos casos iridiscente y aperlada. La formaci�n de la concha tiene lugar en los estadios larvarios y su crecimiento es generalmente anual. Las diferentes caracter�sticas y colores de las conchas permiten diferenciar a las especies del abul�n.

En el "abul�n amarillo" o "corrugado" (Haliotis corrugata) la concha es circular, gruesa y elevada, de 16 a 17 cent�metros de largo; la cara externa es �spera, con arrugas onduladas, car�cter al que alude su nombre, con 2 a 4 agujeros, limitados exteriormente por bordes elevados a manera de embudos; la cara interna de la concha es iridiscente, es decir, cambia de tono seg�n recibe la luz, desde el color verde oscuro hasta el rosado. Vive a profundidades entre los 5 y los 29 metros.

El abul�n azul" (Haliotis fulgens) presenta concha ovalada ligeramente gruesa; la cara externa es de color caf� rojizo, con numerosos surcos espiralados, de 18 cent�metros de longitud; los orificios respiratorios son peque�os y circulares; el interior de la concha es iridiscente y en �l domina el color azul brillante; se localiza entre los 9 y 27 metros de profundidad.

El llamado "abul�n chino" (Haliotis sorenseni) muestra su concha delgada y ovalada de 13 a 16 cent�metros, con la cara externa rugosa de color caf� rojizo, con 3 a 5 agujeros. La cara interna es brillante y aperlada, por lo que tambi�n se le ha llamado "abul�n blanco"; las profundidades a que se encuentra son de entre 11 y 20 metros.

El abul�n que presenta la concha m�s grande en el estado adulto es el "abul�n rojo" (Haliotis rufescens) que tiene una concha gruesa y ovalada de 25 a 27 cent�metros de longitud, la cara externa es de color rojizo y la interna iridiscente; vive a profundidades de 14 a 16 metros.

Figura 16. Diferentes tipos de abul�n.

El cuerpo del abul�n, como el de todos los moluscos, presenta tres regiones: el pie, la masa visceral y el manto. El pie en los abulones es un m�sculo plano de forma oval, provisto de numerosos surcos transversales que permiten la fijaci�n del organismo al sustrato; este m�sculo es grueso y llega a alcanzar hasta 20 o 25 cent�metros de longitud; esta parte es la de consumo humano. La masa visceral contiene los aparatos y sistemas, es aplanada y ocupa hasta el �ltimo rinc�n de la concha. El manto es membranoso y se extiende por la cara interna de esta masa, cubriendo el borde de los orificios respiratorios; el manto interviene en la formaci�n y crecimiento de la concha.

Los h�bitos alimentarios de los abulones cambian de acuerdo con las diferentes caracter�sticas durante su desarrollo; las larvas, en sus primeros estadios, son libre-nadadoras, forman parte del plancton y se alimentan de peque�os vegetales y animales planct�nicos; conforme van creciendo y se fijan al sustrato, su alimentaci�n se modifica para componerse principalmente de diatomeas que viven sobre la roca; posteriormente consumen algas macrosc�picas que est�n adheridas al sustrato, como las del g�nero Macrocystis.

En los abulones, los sexos est�n separados y la producci�n de las c�lulas reproductoras est� regulada, principalmente, por el grado de madurez de las g�nadas del animal y por la temperatura del medio. Los productos sexuales son descargados por una serie de contracciones musculares y expulsados a trav�s de los orificios de la concha para quedar libres en el agua del mar, uni�ndose los �vulos y espermatozoides durante la fecundaci�n. La �poca de reproducci�n cambia de acuerdo con la especie y las caracter�sticas fisicoqu�micas del medio; en algunos lugares se presenta entre julio y septiembre y, en otros, desovan en los meses de febrero a abril. El desarrollo larval dura entre 18 y 24 horas, alcanzando una talla de 2 a 4 cent�metros; crecen hasta los 12 y 20 cent�metros de longitud y entonces se fijan en el fondo para iniciar la formaci�n de la concha.

Los abulones son atacados por organismos competidores durante las diferentes etapas de su ciclo de vida; los m�s comunes son los llamados organismos perforadores", que pueden ser algunos gusanos, caracoles, almejas y esponjas. Con seguridad muchos de los pescadores abuloneros y, muy a menudo, el "cabo de vida", pescador encargado de recibir y desconchar los abulones que desprende el buzo, notan en el interior de algunas conchas, un gran n�mero de peque�as puntuaciones y, con frecuencia, manchas de color verde oscuro o caf� verdoso, casi siempre de forma redondeada y elevadas en algunos casos. Las conchas en estas condiciones se hacen m�s gruesas que las normales, a veces, quebradizas o de aspecto esponjoso, por lo que pierden su valor comercial; observando con cuidado el exterior de una de esas conchas, se puede notar una gran cantidad de orificios producidos por la invasi�n de dichos animales perforadores.

Cuando las invasiones de los competidores son graves, la perforaci�n que los intrusos ocasionan atraviesa la concha y llega hasta los diferentes �rganos del animal. La respuesta inmediata del abul�n al ataque, consiste en tratar de reparar el da�o causado mediante la secreci�n de una nueva concha en cada �rea afectada, logrando su regeneraci�n seg�n la velocidad de penetraci�n del intruso. A medida que la concha es invadida, su resistencia disminuye. Todo el funcionamiento del abul�n cambia debido a que tiene que gastar sus energ�as en la reparaci�n de los da�os causados y suspender el crecimiento tanto de la concha como del resto del cuerpo.

El buzo abulonero al capturar enfermos, llega a romper la concha con facilidad. Si llega a desprenderse el callo, conocidos como "abul�n viejo" o "abul�n enfermo", son en consecuencia d�biles y f�cilmente pierden sus l�quidos por lo que los organismos reciben el nombre de "abulones churridos". La eliminaci�n de estos enemigos del abul�n es dif�cil, y s�lo se puede recomendar que los enfermos se saquen del agua y que por ning�n motivo se arroje las conchas nuevamente al mar.

Otros importantes competidores de los abulones son el erizo de mar, las algas que est�n sobre las rocas quit�ndoles alimento y las estrellas de mar, que compiten por el mismo h�bitat.

Los abulones se distribuyen en los oc�anos Atl�ntico, Pac�fico e �ndico, en aguas fr�as, generalmente, del orden de 1 a 18�C, con salinidades de 34 a 36 % en costas rocosas con fuerte acci�n de mareas y oleaje; tambi�n se encuentran en ensenadas y bah�as protegidas durante la �poca de reproducci�n. De acuerdo con la edad, su localizaci�n cambia, ya que los adultos viven sobre las rocas, en tanto que los juveniles se adhieren debajo de �stas o bien se refugian en huecos. Aparentemente la distribuci�n de estos animales est� determinada por el tipo de sustrato, disponibilidad de alimento, �poca de reproducci�n, profundidad y posibilidades de protecci�n.

Se ha reportado la existencia de abulones en la costa oeste de Canad�, Estados Unidos y M�xico, desde Alaska y las islas Aleutianas hasta Baja California; en las costas de Jap�n; costas de Francia, Espa�a, Italia, Yugoslavia, Grecia, Siria y Egipto en el Mediterr�neo; Atl�ntico noroeste al norte de Francia as� como en las costas de Brasil.

Distribuci�n de las especies de abul�n reportadas en el mundo.

Especie de abulón
Localidad

Haliotis rufescens
 
Haliotis corrugata
 
Haliotis fulgens
Haliotis cracherodii
Oceáno Pacífico, ocupando el área comprendida
Haliotis walallensis
desde Alaska hasta Baja California, México.
Haliotis kamtschatkana
 
Haliotis sorenseni
 
Haliotis assimilis
 
   
Haliotis discus
 
Haliotis diversicolor
 
Haliotis iris
 
Haliotis midae
Oceáno Pacífico, principalmente en las costas de Japón.
Haliotis discushannai
 
Haliotis sieboldii
 
Haliotis gigantea
 
   
Haliotis lamellosa
Oceáno Atlántico, incluidas las costas de
Haliotis tuverculata
Francia, España, Italia, Yugoslavia,
Haliotis pourtalessi
Grecia, Siria y Egipto.
   
Haliotis pulcherrina
Oceáno Atlántico sudoccidental,
Haliotis barbouri
en las costas de Brasil.

Las pesquer�as de abul�n alcanzaron para 1986, seg�n la FAO, un total de 16 045 toneladas y se considera que las mejor establecidas son las de Jap�n y Australia. Este �ltimo pa�s tiene una producci�n de cerca de 10 000 toneladas anuales y se sostiene como el primer explotador mundial de este molusco; sus ventas, sobre todo en el mercado japon�s y norteamericano, redit�an cientos de millones de pesos. La captura abulonera australiana se localiza en sus litorales del sur, frente a la isla de Tasmania y est� formada por dos especies principales: el "abul�n verde" y el "abul�n negro" que se extraen por buceo a profundidades hasta de 24 metros.

La pesca del abul�n en Australia tiene m�s o menos 20 a�os; se estableci� despu�s de ser descubierto el recurso al sur del quinto continente y pronto se construyeron plantas de congelaci�n y enlatado. Se extrae con m�todos de buceo aut�nomo trabajando hasta 8 horas en agua, con todos los peligros que representan los cambios de presi�n por salir demasiado r�pido a la superficie.

En �ltimas fechas se ha estado trabajando para lograr el transporte del abul�n desde Australia hasta Jap�n con el fin de sembrarlo para lograr nuevas �reas de captura y repoblar las que han sido explotadas. Cient�ficos y t�cnicos japoneses han invertido dos a�os en dise�ar los m�todos y el equipo para la realizaci�n de este transporte de organismos vivos.

Primero se intent� hacerlo por avi�n, pero como result� incosteable, se inici� la investigaci�n para hacerlo por barco, construyendo un tanque de dise�o especial de fibra de vidrio con un sistema para la circulaci�n del agua del mar en forma constante, adem�s de un sistema de enfriamiento que mantiene el medio l�quido a una temperatura constante de 10�C; el agua tiene que ser tratada con sustancias antis�pticas y durante todo el proceso debe ser oxigenada y filtrada repetidamente.

A las conchas de los abulones escogidos se las somete de inmediato a un cepillado para quitar todo tipo de competidores, antes de colocar a los organismos en charolas de material pl�stico, las cuales, a su vez, se acomodan en rejillas que est�n fijas en el estanque de cultivo.

La pesquer�a del abul�n en Jap�n est� tambi�n desarrollada; se capturan siete especies distintas de abulones, llegando algunos de ellos a tallas de 20 a 25 cent�metros, como el "abul�n gigante" (Haliotis gigantea). El consumo es tan grande en el jap�n pues lo utilizan para el t�pico platillo sashimi que lo importan de otros pa�ses como Australia.

En M�xico, los abulones son muy apreciados por el nmacar de su concha y por su sabor, aunque la carne es un poco dura y correosa. La pesquer�a se establece con base en cuatro especies con talla entre los 12 y los 18 cent�metros de longitud, en la zona occidental de la pen�nsula de Baja California, desde las islas Coronado en el norte, hasta la punta sur de la isla Margarita, que constituyen la principal zona abulonera del pa�s. La producci�n mayor de este molusco se obtiene en el �rea comprendida entre punta San Pablo y Punta Abreojos de Baja California.

Las especies explotadas en nuestro pa�s son el "abul�n negro" (Haliotis cracherodii) de 15 cent�metros; el "rojo" (Haliotis rufescens) de 25 cent�metros; el "rosa" (Haliotis corrugata) y el "verde" (Haliotis fulgens); los tres �ltimos son los m�s apreciados como alimento y el "rosa y el verde" por presentar el mejor n�car para producir ornamentos y objetos decorativos.

La producci�n abulonera de los bancos actualmente explotados es de 1 499 toneladas, que representan m�s o menos 717 toneladas de producto desconchado. Esta captura pasa a once plantas en las que se procesa el producto en latas, salmuera y filetes de abul�n. Su precio se rige por la cotizaci�n del mercado internacional, tanto para el producto enlatado como para su presentaci�n en filete congelado. Este hecho hace que la producci�n para consumo interno se destine a satisfacer la demanda de grupos sociales de ingresos altos y de los turistas extranjeros. En la actualidad el 45% del total de la captura se destina al consumo nacional.

El otro 55% de la producci�n abulonera se exporta enlatado o en filete congelado, reportando al pa�s gran cantidad de divisas. Las exportaciones de abul�n se hacen fundamentalmente a Estados Unidos, Canad� y Jap�n. En los �ltimos a�os, la participaci�n de M�xico es superior en t�rminos de consistencia y sabor, raz�n por la cual su producto est� bien acreditado internacionalmente.

En el mercado europeo, el abul�n australiano compite con el abul�n mexicano, debido a su tama�o, precio, formas de presentaci�n y al bajo costo de los fletes, dada la cercan�a de los mercados en los que se coloca su producci�n.

La ley para el fomento de la pesca nacional reserva la extracci�n de abul�n a las sociedades cooperativas de producci�n pesquera que obtienen permiso con vigencia de dos a�os. Las , autoridades establecen cuotas de captura anual para los distintos campos abuloneros y tallas m�nimas de extracci�n derivadas de los estudios que realizan los bi�logos para evitar la sobreexplotaci�n.

En esta pesquer�a se emplean 525 embarcaciones, con un promedio de siete metros de eslora por dos de manga, casco de madera o fibra de vidrio, motor estacionario diesel o motor fuera de borda de 50 caballos de fuerza, y con una tripulaci�n compuesta por un "buzo", un "remero" o "bombero", un "cabo de vida" y un "jabero", cuando se bucea con "escafandra" y, cuando la pesca se realiza por medio de "buceo libre o aut�nomo", el personal se reduce a tres ya que no se requiere el "jabero".

El bombero es el encargado de accionar la bomba para proporcionar el aire al buzo; tambi�n se ocupa de los remos, con los que trata de mantener a la embarcaci�n semifija. El cabo de vida es el responsable de la vida del buzo, al cual ayuda a colocarse el traje y cuida la maniobra de la manguera y del cabo que lo unen con la embarcaci�n.

El buzo lleva a cabo las inmersiones y captura al abul�n desprendi�ndolo con cuchillo o herramientas semejantes y los almacena en "jabas", redes peque�as de malla hecha de piola o de ixtle fijas a un aro y que se pueden cerrar con una jareta. El jabero provee al buzo de la jaba, despu�s la recibe llena de abul�n y se encarga de desconchar el producto.

Figura 17. Buzo capturando abul�n.

El equipo de buceo con escafandra resulta m�s costoso que el aut�nomo; sin embargo, tiene mayor aceptaci�n entre los buzos de edad madura, debido a la seguridad que les proporciona tanto en relaci�n con los cambios de presi�n al entrar y salir del agua como al permitirles un mejor aislamiento del cuerpo y evitar su enfriamiento; aunque cabe hacer notar que se tiene menor movilidad que cuando se hace el buceo aut�nomo y se utiliza un n�mero mayor de personas

El buceo de escafandra fue el m�todo m�s utilizado cuando se inici� la pesquer�a del abul�n en Baja California, en la d�cada de los cincuenta; para los a�os sesenta se empez� a profundizar con el buceo aut�nomo y en la actualidad m�s del 50% del abul�n extra�do se captura por este m�todo.

De esta manera, la explotaci�n del recurso se ha venido realizando con una tecnificaci�n reducida y los resultados dependen, en gran medida, del grado de experiencia y de conocimientos que tenga el buzo en las zonas de pesca, motivo por el cual las capturas se han efectuado pr�cticamente en las mismas �reas.

Un punto importante de esta tecnolog�a, es la revisi�n de las condiciones del equipo de buceo, mangueras, compresoras, tanques y del estado de salud de los pescadores para determinar la llamada "vida �til"; estos aspectos a veces no son cuidados como debieran y tienen que ser vigilados para establecer requisitos sanitarios m�nimos y para realizar programas de capacitaci�n de pescadores.

El trabajo que hacen los buzos para la captura del abul�n se desarrolla de 6 a 8 horas, con un promedio de 15 a 25 inmersiones por d�a, iniciando sus actividades a las 6 o 7 de la ma�ana y terminando a las 2 o 3 de la tarde. La duraci�n promedio de los viajes y el n�mero de �stos depende principalmente de la eficiencia del equipo, de la densidad de la captura y de los problemas socioculturales de los pescadores.

La captura obtenida se descarga utilizando pangones en las f�bricas de procesado o empacadoras, que se localizan cerca de las �reas de pesca; de no ser as�, es necesario transportarla por v�a terrestre en camiones con refrigeraci�n; en ocasiones, el transporte tambi�n se realiza en aviones o en embarcaciones.

El abul�n es aprovechado casi en un 100% ya que tanto el m�sculo del animal o "carne", como la concha, son procesados. La captura que se obtiene se enlata en un 80% o se filetea en un 10%, conservando este filete congelado o sal�ndolo. Las latas son cil�ndricas con un peso neto de 454 gramos, es decir una libra; se colocan 48 unidades en una caja de cart�n. En el mercado de Estados Unidos se cotizan a 623 d�lares la caja y cada lata tiene un valor aproximado de 13 d�lares.

Los filetes de abul�n fresco congelado se empacan en cajas de cart�n de 50 libras de peso, que contienen a su vez 10 cajas m�s peque�as de cart�n encerado de 5 libras y, en cuyo interior, hay dos bolsas de polietileno de 2.5 libras o 4 bolsas del mismo material, de 1.25 libras cada una.

La concha del abul�n s�lo se usa en M�xico para elaborar artesan�as, pero es un subproducto valioso susceptible de aprovecharse en la fabricaci�n de porcelanas, cementos y cosm�ticos. El precio por tonelada de concha de abul�n var�a de acuerdo con la especie de que se trate, siendo la del abul�n azul la m�s apreciada en el mercado, aunque tambi�n alcanzan buen precio las del abul�n rojo. La mayor parte de la producci�n nacional de concha se exporta, principalmente, a Estados Unidos y Jap�n.

La temporada de pesca de las diferentes especies de abul�n en las zonas de la pen�nsula de Baja California es de marzo a enero, es decir, hay veda s�lo en el mes de febrero; sin embargo, la administraci�n pesquera puso en vigor una veda que dur� cinco a�os en algunas zonas abuloneras, la cual, junto con los programas de "siembra de abul�n", ha logrado que se recupere este importante recurso.

Las perspectivas de la producci�n futura est�n en relaci�n directa con la observaci�n de las medidas para administrar este recurso con el fin de mantener e incrementar los bancos existentes. Entre ellas, las m�s importantes son las que se refieren a las tallas m�nimas establecidas, la adecuaci�n de las �pocas o temporadas de veda con las de reproducci�n, el aprovechamiento de nuevos bancos y los incrementos de la poblaci�n abulonera mediante el cultivo.

Figura 18. Conchas de abul�n.

Este m�todo b�sico que se ha utilizado para el cultivo del abul�n tanto en M�xico como en Jap�n, consiste en transportar ejemplares maduros de los bancos naturales a estanques de concreto exteriores. En estos estanques, elevando la temperatura del agua por medio de la radiaci�n solar o con rayos ultravioleta, se induce el desove.

Una vez que las larvas que en un principio son planct�nicas, est�n cerca de su estadio bent�nico, se pasan a recipientes de pl�stico y se les proporcionan diatomeas como alimento, hasta que alcanzan tallas de cent�metros para transplantarlas a piletas exteriores, donde terminan su desarrollo.

Este tipo de cultivo no ha sido totalmente dominado debido a que en estos dos pa�ses las costas son grandes y no se puede controlar el alto �ndice de mortalidad que se presenta. En Australia se tiene construido un criadero experimental en la ciudad portuaria de Adelaida, en donde se han logrado con �xito varias cosechas y se espera llegar al �ptimo de producci�n en unos cuantos a�os m�s.

Desde 1973, los bi�logos mexicanos y los pescadores de abul�n han descubierto un m�todo eficaz para preservar y acrecentar este valioso recurso: el desove mec�nico en el campo mismo, lo que se ha popularizado bajo el nombre de "mareas de cr�a del abul�n". Los bi�logos lograron en esta etapa "la orde�a manual de abulones" hembra y macho en el campo pesquero y, con esto, la producci�n de los huevos; posteriormente capacitaron a los pescadores que en la actualidad la aplican durante toda la etapa de pesca con gran inter�s, ocasionando el incremento de este importante recurso.

En M�xico existen dos laboratorios en la pen�nsula de Baja California: uno en Er�ndira y otro en Bah�a Tortugas, en donde los t�cnicos han producido "semilla" de abul�n, que han plantado en el �rea comprendida entre Punta Abreojos y Punta Cedros; adem�s, acaban de obtener la primera generaci�n de "sementales" de este molusco en el laboratorio, lo que les permitir� incrementar la producci�n de semilla, con el fin de repoblar las �reas de captura.

La "pesquer�a del abul�n" adquiere cada vez mayor importancia a nivel mundial; la explotaci�n de este recurso es muy socorrido a pesar de los riesgos que contempla, porque ofrece, aparte de buenos ingresos, cierta independencia y los atractivos de la vida en el mar.

Dentro del grupo de los moluscos de inter�s pesquero, adem�s de las ostras y del abul�n, se encuentran algunos que ya se explotan comercialmente y otros de los que se piensa que en un futuro se podr�n aprovechar como alimento, siendo los principales: el mejill�n, las almejas, el callo de hacha, el calamar y el pulpo.

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