IX. ANEST�SICOS
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ON SUSTANCIAS
que interfieren con la percepci�n de las sensaciones. Se divide este grupo en: anest�sicos generales (que bloquean todo tipo de sensaciones) y anest�sicos locales (que act�an solamente en el sitio de administraci�n).Estos f�rmacos, la mayor�a de los cuales son gases, producen estados de inconsciencia con bloqueo de la informaci�n sensorial; dada su potencia y la dificultad de su administraci�n, requieren la competencia de especialistas (los anestesi�logos). Antes de entrar en materia veamos algo acerca de su historia, pues la disponibilidad de drogas que permitieron la realizaci�n de intervenciones quir�rgicas sin provocar reacciones dolorosas signific� un gran avance en la medicina.
Puede parecer incre�ble, pero la historia de la anestesia tiene algo menos de 150 a�os de antig�edad. Hasta antes de 1846, las operaciones quir�rgicas se reduc�an a casos de emergencia, como amputaciones, drenaje de abscesos o extracci�n de piedras de la ves�cula biliar. No solamente eran altamente dolorosas, sino que frecuentemente se induc�an infecciones fatales (tampoco exist�an la antisepsia y los antibi�ticos). Hasta ese tiempo, el hombre combat�a el dolor con la ingesti�n de elevadas dosis de alcohol, hach�s u opio, e incluso se utiliz� en la antig�edad la estrangulaci�n o la concusi�n cerebral (golpes en la cabeza) para inducir inconsciencia y as� efectuar las operaciones. Sin embargo, la t�cnica m�s frecuente para impedir que el paciente reaccionara durante la cirug�a era la intervenci�n de cuatro hombres fuertes que sujetaban por la fuerza al desdichado.
Es interesante observar que desde el siglo
XVIII
los qu�micos hab�an sintetizado sustancias con propiedades analg�sicas como el �xido nitroso, como Priestley en 1776. Pero �c�mo se pod�a pensar en m�todos para combatir el dolor en una �poca en que a pocos kil�metros del sitio donde se produc�an estos descubrimientos se estaba enviando a la hoguera a gente acusada de brujer�a?El descubrimiento de la anestesia general es de origen americano y sucedi� en el "lejano" oeste norteamericano. Horacio Wells, un dentista observador, not� que en una feria un voluntario inhal� �xido nitroso (�ste era el �nico uso p�blico hasta ese entonces: inducir estados de risa incontrolable) sin mostrar ning�n tipo de reacci�n dolorosa al golpearse una pierna con una silla, en medio de su crisis hilarante, a pesar de que la herida incluso hab�a sangrado. Al d�a siguiente, Wells le pidi� a un colega que le extrajera un diente estando bajo el efecto del "gas hilarante". La operaci�n transcurri� en la ausencia absoluta de dolor y sin ninguna complicaci�n. Sin embargo, y despu�s de haber realizado varios experimentos exitosos, Wells no pudo demostrar lo mismo en una sala de operaciones entre cirujanos, pues el paciente despert� en medio de la cirug�a emitiendo terribles alaridos.
Correspondi� a William Morton, otro dentista de Boston, realizar exitosamente esta demostraci�n al a�o siguiente (1846). Morton sab�a del trabajo de Wells y estaba atento a la informaci�n qu�mica sobre gases de posible uso anest�sico. Hacia 1800, Faraday hab�a descrito efectos similares a los del �xido nitroso con la administraci�n de �ter diet�lico. Morton utiliz� el �ter para su demostraci�n y parte de su �xito se debi� al empleo de un dispositivo ideado por �l mismo, que permit�a la administraci�n del gas en una forma m�s controlada que la usada por Wells. Hab�a nacido la anestesia general.
A partir de ese momento, se descubrieron otros gases con propiedades anest�sicas, como el ciclopropano, el cloroformo, el enflurano, el isoflurano, el halotano, etc�tera.
El empleo de otras sustancias que producen relajaci�n muscular permiti� utilizar concentraciones m�s bajas de estos agentes, disminuyendo as� el peligro de depresi�n neurol�gica irreversible. Tal es el caso del curare, sustancia vegetal empleada desde hace siglos por los indios del Brasil, en la punta de sus flechas. El curare bloquea la transmisi�n neuromuscular (induce par�lisis) y si esto sucede en ausencia de asistencia respiratoria, sobreviene la muerte por asfixia. En el quir�fano, el anestesi�logo utiliza suficiente gas anest�sico para producir insensibilidad al dolor pero estas concentraciones pueden no ser suficientes para una cirug�a abdominal, en la que el cirujano requiere que los m�sculos de esa regi�n se encuentren relajados. Es all� donde el empleo de relajantes musculares permite no tener que administrar m�s gas.
En la actualidad, el anestesi�logo emplea "cocteles" de f�rmacos antes y durante la cirug�a. La llamada medicaci�n preoperatoria, aquella que recibe el paciente antes de ser conducido al quir�fano, busca disminuir la ansiedad normal del paciente, sin producir somnolencia excesiva, facilitar la inducci�n (el inicio de la anestesia) sin prolongar la emergencia (la salida de la anestesia), inducir amnesia durante el periodo quir�rgico manteniendo la cooperaci�n del paciente antes de que �ste pierda el conocimiento, aliviar el dolor pre y postoperatorio (si se presentara) y minimizar algunos de los efectos adversos de los anest�sicos, como salivaci�n, bradicardia (lentificaci�n del ritmo cardiaco) o v�mito. Ya que se buscan varios objetivos, usualmente se utilizan dos o tres drogas diferentes. Las m�s utilizadas son los hipn�ticos, los tranquilizantes, opi�ceos (sustancias con efecto de tipo morf�nico), antiem�ticos (contra el v�mito) y anticolin�rgicos. Como para cualquier medicamento, es necesario considerar las caracter�sticas particulares de cada paciente (gravedad del padecimiento, sexo, estado nutricional, edad, etc.) en la elecci�n final de las drogas empleadas.
Tambi�n se pueden obtener estados anest�sicos empleando combinaciones de f�rmacos administrados por v�a endovenosa. Este tipo de anestesia es �til en casos de cirug�as breves (p. ejem., la reducci�n de una fractura) o en los que no requieren de relajaci�n muscular (p. ejem., en casos de quemaduras). La llamada neuroleptoanalgesia es una de ellas, en la que se utiliza una combinaci�n de agente tranquilizante y de opi�ceo. La anestesia disociativa es otra en la que se emplean sustancias con propiedades farmacol�gicas particulares, como la ketamina. Estas drogas se aplican cada vez menos por sus efectos colaterales, o son de uso exclusivo en veterinaria. Sin embargo, algunos derivados de ellas (como la fenciclidina) son objeto de abuso. (En la Quinta Parte de esta obra hablaremos de ellas).
Estas sustancias son drogas que bloquean la conducci�n nerviosa cuando se aplican localmente al tejido nervioso en concentraciones adecuadas. Existen muchas sustancias capaces de bloquear la transmisi�n nerviosa, pero la gran ventaja de los anest�sicos locales es que su efecto es reversible.
El primer anest�sico local descubierto fue la coca�na, un alcaloide contenido en las hojas de una planta que crece en las monta�as andinas, entre 1 000 y 3 000 metros sobre el nivel del mar, la Erythroxylon coca. En 1884, dos j�venes m�dicos vieneses, Sigmund Freud y Karl Koller, realizaron uno de los primeros estudios sobre los efectos farmacol�gicos de la coca�na. Freud not� las importantes reacciones que ten�a esta sustancia sobre el
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y buscando sacar a un colega de la dependencia a la morfina, contribuy� a la creaci�n de uno de los primeros cocain�manos de los tiempos modernos.La coca�na empez� a utilizarse ampliamente en oftalmolog�a y odontolog�a y, hacia finales del siglo pasado, como anest�sico a nivel de la m�dula espinal. En 1905 se introduce la proca�na, el anest�sico local sint�tico prototipo de los actuales. (El problema del abuso de la coca�na se trata m�s adelante).
Antes de examinar algunos agentes en particular, describiremos las propiedades y efectos farmacol�gicos comunes a todos los anest�sicos locales.
Se trata de sustancias que previenen tanto la generaci�n como la conducci�n del impulso nervioso, por sus efectos en la membrana celular. Como vimos en la Primera Parte, el impulso nervioso se produce por cambios de la permeabilidad de la membrana a los iones sodio y potasio. Cuando la membrana se despolariza, el sodio entra r�pidamente hacia el interior de la c�lula, al tiempo que el potasio sale. Es esta inversi�n moment�nea de concentraciones i�nicas la que produce el potencial de acci�n (v�ase la figura IV.
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). Los anest�sicos locales impiden estos cambios de permeabilidad i�nica membranal y, por lo tanto, que se produzca el mensaje nervioso.Aunque no sabemos a�n qu� mecanismos �ntimos son los responsables de estos efectos, se han identificado receptores a anest�sicos locales que se relacionan directamente con los canales del sodio y que al ser bloqueados, impiden el paso de estos iones.
Las diferencias que se observan en la susceptibilidad de los diferentes tipos de fibras nerviosas (sensitivas, motoras, mielinizadas o no mielinizadas) a los anest�sicos locales probablemente se base en diferencias de la concentraci�n y expresi�n de estos receptores de la membrana celular.
Muchas de las preparaciones comerciales de anest�sicos locales contienen tambi�n una droga vasoconstrictora, la noradrenalina o la adrenalina. Al producir una constricci�n de los vasos sangu�neos que se encuentran en el sitio de la inyecci�n, estas sustancias previenen que el anest�sico local pase a la sangre y desaparezca del sitio donde queremos que act�en. El efecto neto es el de una prolongaci�n del efecto anest�sico local.
Los efectos farmacol�gicos de los anest�sicos locales se producen en todo tipo de membrana excitable. Por lo tanto, podemos encontrar efectos a nivel de nervios y cuerpos de c�lulas nerviosas centrales y perif�ricas y de m�sculos esquel�ticos, cardiacos y lisos (de vasos y v�sceras). As�, si estas drogas llegan al
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pueden producir estimulaci�n que va desde inquietud y temblor hasta las convulsiones. Esta estimulaci�n es seguida de depresi�n, que puede conducir al paro respiratorio. En el coraz�n, los anest�sicos locales disminuyen la velocidad de conducci�n del impulso nervioso y la excitabilidad y fuerza de contracci�n del m�sculo cardiaco. Estos efectos se observan, en general, s�lo a dosis elevadas.Como en el caso de cualquier f�rmaco, puede haber hipersensibilidad (alergia) despu�s de la administraci�n de estas sustancias. Estas reacciones pueden manifestarse como dermatitis, asma o incluso un estado de choque.
Existe gran n�mero de anest�sicos locales y no podr�amos mencionar aqu� todos ellos. Adem�s, su disponibilidad depende del pa�s y de las patentes farmac�uticas, lo mismo que sus nombres comerciales. De acuerdo con sus caracter�sticas fisicoqu�micas y su potencia, estas sustancias pueden ser inyectables o de aplicaci�n local.
Para anestesiar las membranas mucosas (nariz, boca, garganta, tr�quea, bronquios, es�fago, tracto genitourinario) se utilizan la coca�na, la tetraca�na y la lidoca�na. La proca�na y la mepivaca�na son ineficaces por esta v�a pues no penetran dichas membranas.
La anestesia local por infiltraci�n requiere de la inyecci�n de la droga directamente al sitio que se quiere operar o estimular. Es el tipo de anestesia que se usa cuando se sutura una herida, drena un absceso o extrae un diente. Si la inyecci�n se realiza cerca de una ra�z nerviosa, entonces se producir� anestesia de toda la regi�n correspondiente.
Finalmente, si la inyecci�n se infiltra en la m�dula espinal (dentro del espacio subaracnoideo) se produce anestesia en una regi�n amplia del cuerpo. Es el tipo de anestesia que se utiliza en algunos partos para bloquear la regi�n por debajo del nivel de la inyecci�n.