XXII. ESTIMULANTES

LOS ESTIMULANTES son sustancias que aumentan el estado de vigilia, combaten el sue�o, producen una sensaci�n de energ�a incrementada y, a dosis elevadas, estados de excitaci�n extrema.

Entre las sustancias estimulantes se encuentran las anfetaminas, la coca�na, la estricnina, el caf�, el t�, el chocolate y la nicotina. Esta �ltima combina efectos estimulantes y depresores, por lo que la consideraremos en forma separada.

Como vimos en el cap�tulo XXI, los estimulantes se dividen en agentes menores y mayores. Los estimulantes menores incluyen el caf�, el t� y el chocolate, todos ellos parecidos en su estructura qu�mica, porque son metilxantinas. Su patr�n de abuso es bastante estereotipado y por dem�s frecuente. Probablemente sean las drogas psicoactivas m�s utilizadas en el mundo, sobre todo si incluimos los refrescos o sodas, algunos analg�sicos y remedios contra la gripa que contienen cafe�na. �Cu�nta gente conoce usted que no puede trabajar o estudiar, o hasta s�lo platicar, si no tiene una taza de caf� o t� enfrente?

Existen personas que toman tanto caf� que se les puede considerar como cr�nicamente intoxicadas, mientras que otras son particularmente sensibles: una sola taza de caf� les produce ansiedad, irritabilidad, insomnio, sudoraci�n, taquicardia y hasta diarrea. Hay informes sobre ataques de p�nico en sujetos susceptibles despu�s de haber tomado tres o cuatro tazas de caf� fuerte.

El abuso de caf�, t� o chocolate no se ha caracterizado en t�rminos de adicci�n, sin embargo, existen referencias acerca de la aparici�n del s�ndrome de abstinencia despu�s de suspender bruscamente la ingesta prolongada de grandes dosis de estas xantinas. Usualmente este s�ndrome se manifiesta con periodos de depresi�n, somnolencia, astenia y adinamia (flojera) que no son graves y desaparecen gradualmente.

No se ha establecido una relaci�n directa entre el consumo de caf� y el riesgo de c�ncer o defectos gen�ticos (malformaciones cong�nitas); sin embargo, s� se ha visto que el caf� puede disminuir la probabilidad de embarazo, aumentar el riesgo de aborto espont�neo y de beb�s con peso m�s bajo que los de madres que no tomaron caf� durante el embarazo. Otra relaci�n clara entre el consumo de caf� y el riesgo de enfermedades cardiacas ha sido detectada: a aquellos individuos que consumen m�s de cinco tazas de caf� diariamente tienen dos y media veces m�s probabilidad de sufrir insuficiencia coronaria y niveles altos de colesterol que personas que no toman caf�.

De los estimulantes mayores, la coca�na y las anfetaminas representan las sustancias de abuso m�s frecuente. Referidas en t�rminos urbanos como speed (velocidad, en ingl�s), han sido tomadas, fumadas e inyectadas por sujetos adictos.

El abuso de las anfetaminas fue importante en los a�os 60 y 70 cuando su disponibilidad era m�s f�cil, pues no se requer�a prescripci�n m�dica para adquirirlas. Despu�s disminuy� su uso reserv�ndose para casos de obesidad, narcolepsia (crisis de sue�o) o hiperactividad. Existen todav�a m�dicos y charlatanes que ofrecen tratamientos para la obesidad a base de anfetaminas. Se ha demostrado que estos tratamientos son cuestionables y de poco �xito, adem�s de riesgosos.

Las anfetaminas tambi�n han sido utilizadas por atletas para mejorar su desempe�o. Aunque este efecto es relativamente menor, es suficiente para hacer la diferencia en una competencia internacional cerrada. Por supuesto, el uso de cualquier sustancia en competencias deportivas est� estrictamente prohibido (el llamado doping).

Mencionaremos aqu� que existen numerosas sustancias con efectos catecolamin�rgicos (v�ase el cap�tulo V) que act�an por medio de mecanismos similares a los de las anfetaminas, pero cuyos efectos son mucho menos marcados que los de �stas. En este caso se encuentran algunas gotas para la nariz que contienen efedrina, fenilefrina, pseudoefedrina, fenupropanolamina, propilexedrina, nafazolina, tetrahidrozolina, oximetazolina o xilometazolina.

El abuso de las anfetaminas adquiere en ocasiones un car�cter compulsivo. El adicto se inyecta grandes dosis de la droga —usualmente metanfetamina— aumentando progresivamente la frecuencia de administraci�n y la cantidad. Al principio, el sujeto se siente con mucha energ�a, entusiasta, din�mico, feliz, confiado, optimista y hasta poderoso; duerme poco y se complica en proyectos ambiciosos, tiene dilataci�n pupilar, boca seca y aumento de la temperatura. Despu�s del primer d�a, y a medida que aumenta la dosis, los efectos t�xicos empiezan a aparecer: confusi�n, desorganizaci�n de la conducta y del pensamiento, repetici�n de actos sin sentido, irritabilidad, nerviosismo, miedo. Despu�s de algunos d�as de consumo repetido puede haber crisis de psicosis paranoica con actitudes agresivas y antisociales gratuitas, sin raz�n aparente, e incluso alucinaciones.

Al final de estos periodos, que duran usualmente de cinco a siete d�as, el sujeto duerme largo tiempo, hasta varios d�as, y al despertarse se muestra aletargado, hambriento y bastante deprimido. Usualmente estas personas se automedican con varias drogas, de manera que buscan combatir los efectos colaterales de un f�rmaco con los efectos primarios de otro, complicando las consecuencias.

Estos efectos de "rebote" despu�s del uso intensivo de anfetaminas pueden resultar fatales: se han reportado casos de muerte en sujetos que, despu�s de haber pasado por un periodo de consumo excesivo, se quedan dormidos con un cigarro prendido. Esta persona, incapaz de despertarse, termina asfixiada o quemada.

El abuso de coca�na ha ido increment�ndose de manera alarmante, particularmente en los pa�ses desarrollados y en ciertos estratos de la poblaci�n de pa�ses menos desarrollados. Los usuarios de coca�na describen sus efectos euforizantes en los mismos t�rminos que con las anfetaminas; sin embargo, la duraci�n del efecto de la coca�na es mucho m�s breve: su vida media es de alrededor de 50 minutos, mientras que la de las anfetaminas es de cerca de 10 horas, y la de la metanfetamina de cinco.

El patr�n de uso de la coca�na es variable: la droga se vende en forma de polvo, el clorhidrato, frecuentemente mezclado con manitol, alg�n az�car (lactosa, dextrosa, sacarosa), inositol, quinina o proca�na. Esto con objeto de "alargar" o "cortar" la cantidad de coca�na pura que se le vende al cliente. Su v�a de administraci�n usual es la nasal, aunque tambi�n se ha utilizado inyectada o inhalada (a �sta �ltima forma se le llama crack).

El uso de la coca�na es al inicio intermitente, pero se ha estimado que del 20 al 25% de los sujetos que tienen la posibilidad de adquirir la droga se vuelven usuarios regulares y dependientes. Los efectos iniciales de la droga, aumento de la energ�a del sujeto y de su sociabilidad, se ven reforzados por el medio social, pero a medida que la dependencia avanza, el reforzamiento social disminuye y es sustituido por el relacionado con la droga.

Adem�s de la administraci�n nasal, la coca�na se consume en forma pura o como pasta, en ambos casos inhalada en pipas o en cigarrillos. Estas formas producen una adicci�n m�s intensa y de presentaci�n m�s r�pida (�en ocasiones, despu�s de una o dos exposiciones!) que cuando se aplica el alcaloide por la nariz.

Cuando se fuma coca�na pura, el llamado crack, llega al cerebro en 8 o 10 segundos, produciendo una sensaci�n de calor que se describe como intensamente placentera. Este efecto dura s�lo de tres a cinco minutos, seguido de una depresi�n que puede durar de 10 a 40 minutos.

El crack y otros tipos de coca�na pura pueden ocasionar la muerte en sujetos susceptibles: por hemorragia cerebral (producida por el aumento brusco de la presi�n arterial), por bloqueo de la conducci�n nerviosa del coraz�n, trastornos del ritmo, infarto del miocardio, por insuficiencia cardiopulmonar, coagulaci�n intravascular, insuficiencia hep�tica o renal, convulsiones y depresi�n respiratoria.

La coca�na disminuye el umbral convulsivo, siendo las convulsiones la complicaci�n neurol�gica m�s frecuente.

Las mujeres que consumen coca�na durante el embarazo son m�s susceptibles a tener abortos espont�neos en el primer trimestre y ocurrir muerte fetal en el �ltimo trimestre. La ingesti�n de coca�na puede causar el inicio brusco de contracciones uterinas e hiperactividad fetal.

Entre los sujetos que usan frecuentemente la coca�na no es raro el reporte de alucinaciones t�ctiles (sensaci�n de animalitos en la piel) y visuales (como luces de nieve), automatismos (tics), paranoia y alteraci�n de la conducta.

La coca�na tiene un potencial de abuso importante y la dependencia ps�quica se establece r�pidamente: mientras m�s se usa, m�s se desea. La interrupci�n brusca del consumo prolongado de la droga se acompa�a de depresi�n, angustia, intensa preocupaci�n por conseguir el f�rmaco, y despu�s por fatiga y necesidad de dormir. Al despertar, el sujeto est� hambriento pero sigue somnoliento, deprimido e incapaz de sentir placer. El estado de �nimo se recupera al cabo de algunos d�as, aunque la depresi�n puede persistir por algunas semanas. Este cuadro, aunque no se ha considerado como de abstinencia verdadera, puede conducir al sujeto a continuar el uso de la droga con tal de evitar su aparici�n. Los estados de dependencia ps�quica y f�sica a la coca�na, sin embargo, son indudables.

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