XXIII. DROGAS DEPRESORAS
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N LA TERCERA PARTE
de esta obra nos ocupamos de las sustancias con efectos sedantes e hipn�ticos, y hablamos un poco de las propiedades farmacol�gicas del alcohol. Entre los sedantes e hipn�ticos nos referimos a los barbit�ricos y benzodiazepinas, y mencionamos que ambos grupos de sustancias produc�an tolerancia y dependencia.El patr�n de abuso de estos agentes depresores es diverso. Los barbit�ricos se consumen, entre adictos, combinados con opioides, para prolongar el efecto narc�tico, y en alcoh�licos, para combatir un cuadro de abstinencia; algunos los combinan con anfetaminas, mezcla que produce, extra�amente, mayor elevaci�n del estado de �nimo que la inducida por estas drogas administradas por separado. Se abusa tanto de los barbit�ricos como de las benzodiazepinas para combatir el insomnio. Son los sujetos que aseguran no poder pegar un ojo si no toman su p�ldora antes de acostarse. Incidentalmente, muchos de ellos fueron "iniciados" por el mismo m�dico en el momento de una prescripci�n elaborada precipitadamente, sin averiguar primero si un alivio puramente sintom�tico no tendr�a consecuencias adversas a m�s largo plazo (como se dir�a t�cnicamente: detecci�n temprana de la personalidad adictiva).
Los barbit�ricos de acci�n corta o ultracorta (p. ejem., tiopental, pentobarbital) tienen mayor potencial de abuso que los de acci�n larga (p. ejem., fenobarbital) o que las benzodiazepinas. Las personas con este tipo de adicci�n buscan mantener un estado de intoxicaci�n leve todo el tiempo, parecida a la que producen niveles moderados de alcohol. Son individuos que pueden cambiar bruscamente de estado de �nimo, y volverse irritables, agresivos y busca-pleitos. La tolerancia y la dependencia f�sica a los barbit�ricos se desarrollan con una velocidad que depende de la dosis: a mayor dosis, mayor tolerancia y dependencia y s�ndrome de abstinencia m�s grave. La tolerancia que se desarrolla a las benzodiazepinas es m�s de tipo farmacodin�mico que metab�lico. Es decir, los tejidos "ajustan" su sensibilidad a la existencia continua del f�rmaco y no es que �ste se metabolice m�s r�pido. Esto quiere decir que la dosis letal es similar en todos los casos, tanto en sujetos tolerantes como no tolerantes.
El s�ndrome de abstinencia es tambi�n notablemente similar con todos los depresores, incluido el alcohol. Consiste, en sus formas leves, en un rebote del efecto depresor, con insomnio, irritabilidad, ansiedad, aumento de la duraci�n del sue�o
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y anormalidades electroencefalogr�ficas de tipo irritativo. Cuando el cuadro es grave, se manifiesta con delirio y convulsiones tonicocl�nicas, que se convierte en una verdadera emergencia m�dica. Los pacientes epil�pticos que suspenden s�bitamente su medicaci�n anticonvulsiva a base de fenobarbital son particularmente susceptibles a presentar un cuadro grave de abstinencia.El s�ndrome de supresi�n a las benzodiazepinas consiste en insomnio, inquietud, mareo, n�usea, dolor abdominal, sudoraci�n, hipersensibilidad a la luz y al sonido, dolor de cabeza y contracciones musculares involuntarias. Se han reportado tambi�n casos de crisis convulsivas.
Este s�ndrome puede persistir d�as o semanas. La manera de tratarlo es disminuir lentamente la dosis, o administrar un sustituto de acci�n prolongada, junto con medidas de apoyo, como vitaminas, minerales e hidrataci�n.
Los beb�s nacidos de madres dependientes tambi�n pueden manifestar un s�ndrome de abstinencia parecido al del adulto, aunque m�s leve. �ste se alivia con la administraci�n del mismo agente que produjo la dependencia.
La fenciclidina (
PCP
) o "polvo de �ngel", como se le denomina en los Estados Unidos, es un f�rmaco que originalmente se introdujo a la cl�nica como agente anest�sico. Los estudios iniciales realizados en monos reportaban disociaci�n del sujeto con el medio, falta de respuesta a est�mulos dolorosos, sin deprimir la respiraci�n o la circulaci�n, en ausencia de relajaci�n muscular. Cuando se prob� el f�rmaco en seres humanos se obtuvieron los mismos efectos, pero algunos pacientes mostraron estados de excitaci�n y conducta man�aca. A medida que la fenciclidina se ensayaba m�s, aparec�an m�s datos de confusi�n caracterizados por sentimientos de irrealidad, despersonalizaci�n, persecuci�n, depresi�n e intensa angustia. Estos episodios duraban de 12 a 96 horas despu�s de la administraci�n de la droga y ocurr�a hasta en el 15% de los sujetos que la recib�an. En 1960, laPCP
ya se consideraba como un anest�sico excelente para monos y psicol�gicamente riesgoso en los seres humanos, por sus efectos alucinog�nicos. Eventualmente la fenciclidina se retir� del mercado para evitar su uso en los seres humanos, dando paso a un derivado, la ketamina, el cual ten�a el mismo perfil farmacol�gico pero con efectos psicol�gicos menos duraderos. Sin embargo, �stos a�n son aparentes en el 12% de los pacientes.En 1967, la
PCP
hizo su aparici�n en las calles de San Francisco. Se detectaron cristales de la droga en hojas de or�gano, perejil o alfalfa, que eran vendidos como mariguana. Poco a poco, la gente empez� a identificarlos como los "toques asesinos" (killer joints) y hacia 1970, la causa m�s frecuente de emergencias m�dicas relacionadas con drogas, en el famoso barrio de Haight-Ashbury, era laPCP
.La fenciclidina ha desarrollado una reputaci�n de droga peligrosa por los reportes de conducta violenta y agresiva asociados a su consumo. Sin duda, es un problema controlar a sujetos que est�n bajo la influencia de un f�rmaco que los hace sentir m�s fuertes y por cuyos efectos las maniobras usuales de contenci�n no resultan por que no se les puede producir dolor alguno. La
PCP
puede provocar estados psic�ticos que recuerdan casos de esquizofrenia, y que pueden prolongarse hasta por varias semanas. Durante ellos se han presentado episodios de violencia inducidos por sensaciones de paranoia intensa. El tratamiento de la intoxicaci�n consiste en medidas de conservaci�n de los signos vitales y administraci�n de ansiol�ticos tipo benzodiazepina y haloperidol mas no de tranquilizantes de la familia de las fenotiazinaspara el control de la agitaci�n.El mecanismo de acci�n de la
PCP
es sumamente interesante. Se han detectado en el cerebro receptores espec�ficos de esta sustancia, lo cual ha hecho hipotetizar sobre una sustancia end�gena parecida a laPCP
que ser�a responsable de la esquizofrenia. Sin embargo, hasta la fecha no se le ha aislado. Por otra parte, la fenciclidina tiene efectos antagonistas sobre el receptor de laNMDA
, un subtipo de receptor del glutamato, neurotransmisor excitador ubicuo en elSNC
(v�ase el cap�tulo V).El abuso del alcohol merece particular atenci�n. No hablaremos aqu� de su historia y de sus efectos agudos, pues ya se trataron en el cap�tulo XII. Nos ocuparemos pues del alcoholismo, como adicci�n.
La Organizaci�n Mundial de la Salud (
OMS
) define al s�ndrome de dependencia al alcohol como:
Otra definici�n aceptada del alcoholismo es la siguiente:
El alcoholismo es una alteraci�n conductual cr�nica, manifestada por la ingesti�n repetida de bebidas alcoh�licas en exceso de los usos diet�ticos y sociales de la comunidad y hasta el punto de interferir con la salud del bebedor o con su vida econ�mica o social.
En este sentido, el alcoholismo puede considerarse como una enfermedad.
La ingesti�n prolongada de grandes dosis de alcohol puede producir da�o estructural en �rganos como el coraz�n, el cerebro y el h�gado, entre otros. El alcohol produce toxicidad directa en el m�sculo cardiaco, produciendo alteraciones del ritmo y hasta insuficiencia cardiaca congestiva. Los efectos en el h�gado se aprecian claramente en varias fases que conducen a la cirrosis. Al principio, la acumulaci�n intracelular de grasa, despu�s una fase inflamatoria, seguida de muerte celular que provoca cicatrices. El tejido fibroso de estas cicatrices interfiere a�n m�s con la funci�n de las c�lulas hep�ticas que quedan. La cirrosis significa, pues, los cambios inflamatorios y muerte celular producidos por el alcohol. La fase de h�gado graso es reversible cuando se suspende la ingesta, pero no la de cirrosis.
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IGURA
XXIII.I
. La cirrosis. Es un cuadro de alteraci�n hep�tica caracterizado por inflamaci�n, formaci�n de ac�mulos de grasa (I) y tejido fibroso (2) en el seno del �rgano, da�o y muerte celular, y sustituci�n de las c�lulas del h�gado por c�lulas cicatriciales que conduce a la p�rdida de la funci�n. A) h�gado sano. B) h�gado graso. C) lobulillo hep�tico sano, a la izquierda, y deteriorado a la derecha.
Las fases avanzadas del alcoholismo se relacionan con alteraciones mentales serias y da�o cerebral irreversible, menor resistencia ante las infecciones, anemia, mayor tendencia al sangrado y gastritis cr�nica. El alcoh�lico grave es m�s propenso al c�ncer, y m�s a�n si fuma (hasta 15 veces m�s).
Las mujeres que beben mucho durante el embarazo tienen mayor ocurrencia de abortos y mayor probabilidad de procrear beb�s afectados del s�ndrome alcoh�lico fetal, cuadro de deficiencia mental y f�sica caracter�stico.
Otro signo particular del alcoholismo son los periodos de amnesia, con alteraci�n profunda de la memoria y de la conciencia que puede durar desde algunos momentos hasta varios d�as. El sujeto pudo haber estado interactuando con sus amigos durante toda una noche y al d�a siguiente, no recordar nada.
Mucho se ha hablado de los efectos del alcohol sobre la funci�n sexual, pero ya Shakespeare, en Macbeth, lo hab�a dicho: "Lujuria, se�or, provoca, y no provoca; provoca el deseo, pero se lleva la obra." Es decir, mientras mayor es el nivel de alcohol en la sangre, menor es la respuesta sexual, a pesar de que se "sienta" mayor excitaci�n.
La dependencia f�sica al alcohol aparece como consecuencia del consumo cr�nico de cantidades importantes de bebidas. El s�ndrome de abstinencia es similar al que ocurre con otros agentes depresores, aunque con algunas diferencias. El s�ndrome aparece entre 12 y 72 horas posteriores a la �ltima copa.
En casos de dependencia leve, el s�ndrome de supresi�n consiste en: alteraciones del sue�o, debilidad, n�usea y temblores finos que duran algunas horas. Cuando la dependencia es m�s severa, estos signos tambi�n aparecen, pero anunciando los m�s graves: un cuadro de temblor generalizado, crisis convulsivas y el llamado delirium tremens, s�ndrome que incluye alucinaciones (la gente habla de elefantes rosas) y temblores de all� su nombre. Este s�ndrome de abstinecia es el m�s grave que le producido por n�rcoticos, pues el riesgo de muerte es mayor.
Se ha dividido este s�ndrome en varias etapas:
Etapa I. Se inicia algunas horas despu�s del �ltimo trago y se identifica por la aparici�n de temblor de intensidad variable: desde ligero hasta tan severo como para impedir que el sujeto sostenga un vaso. El temblor suele acompa�arse de n�usea, v�mito, ansiedad, taquicardia, hipertensi�n, exageraci�n de los reflejos, sudoraci�n, p�rdida del apetito y alteraciones del sue�o.
Etapa 2. Puede aparecer a las 24 horas de la supresi�n alcoh�lica, con alucinaciones (visuales, auditivas, t�ctiles o una combinaci�n de ellas), al principio s�lo con los ojos cerrados y despu�s hasta con los ojos abiertos. Hasta ese punto el sujeto no ha perdido la orientaci�n y la introspecci�n y las alucinaciones pueden ser reversibles. Si �stas persisten se considera que se alcanz� la fase de alucinosis alcoh�lica.
Etapa 3. Aparece desorientaci�n, delirio, alucinaciones persistentes que pueden adquirir un car�cter persecutorio y aterrorizante. El sujeto se muestra febril y extremadamente cansado. Este cuadro aparece cerca del tercer d�a de abstinencia y es el que se considera como el de delirio de la abstinencia alcoh�lica o delirium tremens.
Etapa 4. Hay crisis convulsivas generalizadas. Si el paciente no muere, se puede recuperar entre cinco y siete d�as, sin tratamiento. Sin embargo, estudios electroencefalogr�ficos y neuropsicol�gicos han mostrado que los d�ficits pueden perdurar varios meses.
Se piensa que crisis repetidas de abstinencia, aunadas al envejecimiento, pueden producir da�os irreversibles.
No se sabe con exactitud c�mo comienza el alcoholismo. Algunos de los factores que predisponen a desarrollarlo son cuando:
I) El sujeto experimenta sensaciones de alivio o relajaci�n al ingerir licor.
2) La personalidad del sujeto muestra rasgos de inseguridad, de dificultad para resolver estados de depresi�n, angustia o frustraci�n.
3) La persona es miembro de una cultura en la que existe presi�n social para beber, al mismo tiempo que sentimientos de culpa por esta conducta.
Es dif�cil investigar los mecanismos participantes en el alcoholismo, en parte, porque no existe un modelo animal que tenga las mismas caracter�sticas del ser humano. Por ejemplo, es dif�cil hacer que un animal (rata, perro, gato, mono) ingiera espont�neamente alcohol. Es preciso inyectarlo o forzar su ingesti�n durante varios d�as. S�lo despu�s de varias sesiones el animal puede preferir el alcohol que el agua. La alternativa es utilizar ratas seleccionadas gen�ticamente por mostrar preferencia por el alcohol.
El alcoholismo es m�s frecuente en hijos de alcoh�licos: del 25 al 50% de los hijos o hermanos de alcoh�licos graves pueden tambi�n desarrollar la enfermedad.
Adem�s de esta probable influencia gen�tica, existen importantes factores sociales que pueden facilitar la inducci�n del alcoholismo o disminuir su incidencia. La actitud de la sociedad ante la bebida influye claramente sobre la incidencia del alcoholismo, pero tambi�n es evidente que los grupos sociales desfavorecidos tienen mayor riesgo de padecerlo. Por otra parte, la influencia de la publicidad en el consumo de bebidas alcoh�licas es innegable, adem�s de ser tolerada.
El alcoholismo es tratable, y dos de cada tres alcoh�licos puede recuperarse, es decir, controlar su compulsi�n para consumir alcohol. No podemos hablar realmente de curaci�n. Los m�todos de rehabilitaci�n son varios, y todos ellos se basan en una fuerte motivaci�n del sujeto para tratarse. Para que esto suceda es necesario que el enfermo reconozca que tiene el problema. Desafortunadamente, la negaci�n de padecer alcoholismo retarda gravemente el tratamiento, adem�s de que los efectos t�xicos directos del alcohol se van acumulando.
El tema del alcoholismo es complejo, y en esta obra no podemos abordarlo en forma suficiente.