LA CONQUISTA ESPA�OLA en tierras del actual Estado de M�xico puede abordarse desde diferentes puntos de vista: la conducta de los ind�genas hacia los extranjeros; el itinerario geogr�fico de Cort�s y sus tropas, y meditar acerca de las actitudes pol�ticas de conquistadores y conquistados.
Los ind�genas, especialmente el soberano de Tenochtitlan, mostraron actitudes contradictorias hacia los seres extra�os provenientes del oriente y que arribaron a tierra firme en el a�o 1 �catl-1519. Moctezuma II, el soberano tenochca, tuvo noticias por sus vig�as y mensajeros de la presencia de naves y hombres extranjeros, animales y objetos que "vomitaban" lumbre y causaban muerte. Para descifrar esas apariciones, consult� a los hechiceros m�s famosos.
Dos poblados del actual territorio mexiquense gozaron de fama entonces, por tener excelentes brujos: Malinalco y Chalco. Los malinalcas expresaron que la informaci�n en las pinturas, heredadas de sus antepasados, no coincid�an con las descripciones presentadas a Moctezuma. Los de Chalco no hicieron declaraciones y se concretaron a observar y recibir a los enviados que llegaban a su territorio, entre ellos a los nigromantes m�s capaces enviados por el soberano de Tenochtitlan.
El cronista chalca Chimalpahin relata escuetamente los primeros contactos de aquellos pueblos con los espa�oles; registr� informaci�n sobre la crueldad con que �stos trataron a los prisioneros indios y los estragos causados por la epidemia de viruela. Los chalcas se constituyeron en aliados valiosos de los espa�oles, y uno de sus logros fue apoderarse del templo de Huitzilopochtli, en Tenochtitlan, haza�a no lograda por tlaxcaltecas ni por texcocanos. Los se�ores chalcas llegaron a reconocer la autoridad de Cort�s y quisieron que �l designara a los gobernantes de las cabeceras de esa provincia. Despu�s de consumada la victoria hispana sobre el se�or�o mexica, los chalcas siguieron acompa��ndolos en las posteriores expediciones al norte; por ejemplo, a la guerra del Mizt�n, en la que intervino el se�or de Tlalmanalco, don Francisco de Sandoval Acacitli, quien llev� un cuidadoso registro de la participaci�n chalca en esa guerra.