La educaci�n


La tendencia de los espa�oles por asentarse en el medio urbano se hizo m�s notoria en el siglo XVIII y dio lugar a que en Guadalajara y Zacatecas se concentraran las pocas instituciones educativas existentes, cuyas limitaciones pon�an de manifiesto la pobreza de aquella sociedad. En general, los varones s�lo recib�an rudimentos de gram�tica, ret�rica latina, filosof�a, escol�stica y teolog�a; mientras que las ni�as, apenas alfabetizadas, eran adiestradas en "labores de su sexo".

Un cierto despertar en Guadalajara sobrevino en 1769 con la creaci�n del Colegio Seminario de San Juan Bautista, estrechamente ligado al de los jesuitas de Santo Tom�s, y del Seminario Conciliar de San Jos�, fundado en diciembre de 1699. El primero, que tuvo mayores vuelos, feneci� al ser expulsada la Compa��a de Jes�s en 1767, pero el segundo sobrevive hasta hoy, aunque ha sufrido varias interrupciones y mudado otras tantas de domicilio. En Zacatecas, por su parte, la educaci�n de mayor nivel se impart�a en dos planteles: el ya mencionado de San Luis Gonzaga, tambi�n jesuita, y el Colegio de Guadalupe de Propaganda Fide, fundado en 1707 para la formaci�n de misioneros.

Por otra parte, lograr el permiso para establecer una universidad y vencer la resistencia de la Real y Pontificia Universidad de M�xico cost� casi cien a�os de tr�mites. Finalmente, en noviembre de 1791, Carlos IV expidi� la correspondiente c�dula y la nueva casa de estudios, con el nombre de Real y Literaria Universidad de Guadalajara, abri� sus puertas el 3 de noviembre, donde hab�a estado el Colegio de Santo Tom�s.

Otra instituci�n educativa de alto nivel fue el Seminario Clerical que abri� sus puertas en 1801, por gesti�n directa del obispo Caba�as, para contribuir al mejoramiento cultural del clero secular y a que hubiera mejores catedr�ticos para el Seminario Conciliar de Guadalajara; en �l se inscribieron tambi�n sacerdotes enviados por los prelados de Valladolid, Durango y Sonora.

Para ense�ar a las ni�as exist�a solamente el Colegio de San Juan de la Penitencia, fundado en el siglo XVI, que resultaba a todas luces insuficiente, adem�s de que atend�a s�lo a hijas de espa�oles. El siglo XVIII ver�a nacer, entre otros, los colegios de Jes�s Mar�a, San Diego y la Casa de Maestras de Caridad y Ense�anza, destinadas a alumnas de escasos recursos.

En cuanto a la ense�anza elemental para ni�os varones, despu�s de casi doscientos a�os sin que hubiera novedades, en 1783 comenz� a funcionar un plantel en el Santuario de Guadalupe, lo mismo para criollos que para mestizos. Su pretensi�n no iba m�s all� que ense�ar a leer, escribir, contar y algo de doctrina cristiana, pero incorpor� el entonces novedoso sistema de cartillas y catecismos.


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