Ante tal situaci�n Ampudia orden� que las fortificaciones de todos los rumbos fuesen desalojadas y que las fuerzas se movilizaran hacia el centro de la ciudad. Esta maniobra fue verificada a la media noche del 22, "en medio de un ruidoso desorden, provenido de que la tropa rehusaba abandonar sus posiciones sin combatir".
En la ma�ana del 23 las fuerzas sitiadoras, al mando de Taylor, hab�an bajado ya de la loma del obispado y tomado puntos estrat�gicos en la Quinta de Arista (esquina de Hidalgo y Mart�n de Zavala) ya en el Camposanto, a espaldas del templo de la Pur�sima. A las 10, la Brigada Quitman, los Rifleros de Mississippi y el Regimiento de Tennessee, reforzados por Henderson, hab�an ocupado los fortines abandonados y desde la Loma Larga y la Tener�a disparaban hacia el centro.
El ataque por el poniente se recrudeci�. A las 4 de la tarde una columna enemiga baj� por las dos calles (Padre Mier e Hidalgo). La lucha entonces se trab� "pecho contra pecho; arma contra arma"; oficiales y soldados sin distinci�n de grados. Los sitiadores, para poder avanzar, recurrieron a horadar las paredes de las casas, as� se luch� hasta el oscurecer, logrando el enemigo llegar hasta la plaza de la Carne (esquina de Ju�rez y Morelos). Desde all� ca�one� la plaza de Armas (Zaragoza). En la catedral ten�a Ampudia el cuartel general.