Gobierno de Reyes, 1889-1909


De inmediato se advirti� en esta nueva y prolongada administraci�n un fuerte impulso a la industrializaci�n de la ciudad. El 20 de diciembre de ese mismo a�o otorg� la primera concesi�n a una empresa fundidora de fierro y elaboradora de maquinaria; y en los inicios de 1890 a la fundici�n Nuevo Le�n Smelting.

"Una ola de f�bricas" habr�a de inundar a Monterrey. Textiles, refiner�as, muebles, cerveza, vidrio, molinos de harina, cigarros, jab�n y una infinita variedad de productos. La estabilidad del pa�s y las facilidades otorgadas por el gobierno local propiciaron este notable incremento econ�mico. Un factor determinante lo fue tambi�n la pol�tica de exenci�n de impuestos a aquellas industrias que contribuyeron al bienestar p�blico. A ello se sum� el amplio impulso de la industria minera que alcanz� cierto auge en esa �poca.

A fin de justificar y de divulgar sus actitudes mantuvo, durante veinte a�os (1888-1908), el peri�dico semioficial La voz de Nuevo Le�n, del cual se conserva una colecci�n en la Biblioteca de la Universidad de Nuevo Le�n.

Aplic�, como en su primer periodo, mano dura a quienes perturbaran el orden. Combati� el contrabando que dominaba en la frontera y al bandolerismo, que hab�an propiciado una tapa de corridos y de h�roes populares. Algunos, como Santos Bazald�a, murieron en la jornada pacificadora; otros fueron deportados a Yucat�n. Eficac�simo en esta campa�a fue el cuerpo rural de la Acordada.

En otro orden de cosas, Reyes supo eliminar a enemigos pol�ticos como al doctor Ignacio Mart�nez, quien desde Laredo atacaba con su peri�dico al r�gimen, pero que en febrero de 1891 result� inexplicablemente muerto. De igual manera aplac�, a quienes, como Catarino Garza, llegaron a sostener encuentros armados en el norte de Nuevo Le�n con gente del gobierno.

Corolario de esta situaci�n fue el reglamento del sistema penitenciario que no exclu�a la pena de muerte y que se anticip� no s�lo a los dem�s estados del pa�s sino aun a los del gobierno federal.

En cuanto a obras materiales, las que emprendi� mejoraron notablemente a Nuevo Le�n. En 1904 firm� un contrato concesi�n con una compa��a canadiense a fin de dotar a Monterrey con uno de los mejores servicios de agua y drenaje. Cumplido su t�rmino —cuarenta a�os— el gobierno podr�a adquirir (como as� sucedi�) el sistema.

En el aspecto educativo, si bien por falta de alumnos y por carencia de recursos suprimi� temporalmente la escuela de Derecho y la de Medicina, abri� la Escuela Normal para se�oritas (1892) e impuls� al Colegio Civil. Los servicios p�blicos, salud, luz el�ctrica, tel�fonos, transporte urbano, fueron objeto de especial atenci�n. En su tiempo (1906) dict� la Ley de accidentes de trabajo, precursora en su g�nero en el pa�s.

La construcci�n del palacio de gobierno, a base de cantera rosa de San Luis Potos�, vino a embellecer la ciudad. Lampazos, Montemorelos, Guadalupe, Villaldama, Galeana y otras poblaciones construyeron magn�ficos edificios para sus ayuntamientos, "as� como plazas, estatuas y jardines", que cambiaron su fisonom�a pueblerina.

En 1892 y de acuerdo con un convenio con los estados vecinos, Reyes cre� la congregaci�n de Colombia a fin de establecer frontera con los Estados Unidos. Nuevo Le�n cedi� a Coahuila terrenos lim�trofes en el sur a cambio de una franja de 28.8 km por 14 de ancho, colindante con el r�o Bravo. Tamaulipas le cedi� tambi�n terrenos despu�s de largas negociaciones. El fin esencial de este cambio en la divisi�n pol�tica de Nuevo Le�n fue el de facilitar la extradici�n de reos con el pa�s vecino. Conviene hacer notar que Nuevo Le�n no hab�a perdido su vecindad con los Estados Unidos por orden de Ju�rez, reclamando a Vidaurri el control de las aduanas, como hasta ahora se ha venido afirmando. Nuevo Le�n la hab�a perdido m�s de un siglo antes, cuando Jos� de Escand�n, colonizador del Nuevo Santander, fund� Laredo (Texas) y le dio de jurisdicci�n hasta mucho m�s al sur del Bravo.

En febrero de 1898 el ministro de Hacienda Limantour, prospecto a suceder a D�az en el gobierno, visit� Monterrey. Calific� entonces de "tit�nica y sin precedente" la obra de Reyes. En diciembre del mismo a�o, el presidente realiz� una visita de cuatro d�as a la ciudad. En el brindis de un banquete en su honor, dijo: "General Reyes, as� se gobierna."


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