La sede en Monterrey


Pero Linares fue la sede s�lo de derecho, mas no de hecho. El primer obispo, fray Antonio de Jes�s Saced�n, a su llegada a Monterrey se sinti� enfermo y dio poder al bachiller Francisco Javier Barbosa, cura del valle del Pil�n, para que, en su nombre, tomara posesi�n del obispado. �sta le fue dada por el p�rroco y por el alcalde de Linares el 22 de noviembre de 1779. Un mes m�s tarde, el 27 de diciembre, fray Antonio de Jes�s Saced�n muri� en Monterrey.

El comandante de las Provincias Internas, Teodoro de Coix, hab�a pedido el cambio de la sede a Santa Rosa (M�zquiz) o a Saltillo. El segundo obispo, fray Rafael Jos� Verger, por su parte, solicit� que fuese trasladada a Monterrey. Mientras se decid�an estas dos proposiciones, el rey dict� orden en 1789 para que el primer cabildo eclesi�stico fuese instalado en Monterrey, como se verific� dos a�os m�s tarde.

El gobernador Manuel de Bahamonde levant� una informaci�n testimonial, comprobando que Monterrey era el sitio m�s adecuado. Respaldado por el fiscal del virreinato y por el nuevo obispo doctor Andr�s Ambrosio de Llanos y Vald�s, el 10 de noviembre de 1792 el rey orden� fijar la silla episcopal en Monterrey.


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