La peregrinaci�n de los aztecas


El pueblo mexica, que dominaba el altiplano central de M�xico en el tiempo de la conquista espa�ola, conservaba entre sus tradiciones el relato de una larga peregrinaci�n antes de asentarse en el islote de Tenochtitlan, en el lago de Texcoco. Los mexicas hab�an salido de una isla llamada Aztl�n, por cuyo nombre tambi�n son conocidos como aztecas, situada probablemente en alg�n lugar remoto al norte de Tenochtitlan. Este hecho est� documentado, en especial en el c�dice conocido como la Tira de la peregrinaci�n o Tira del museo, que es una tira de papel de maguey que representa el viaje del pueblo azteca desde su salida de Aztl�n. Los historiadores consideran que alrededor de los a�os 1150 y 1300 los aztecas peregrinaron por diversos lugares hasta asentarse en los lagos del Valle de M�xico.

Esta peregrinaci�n se relaciona con la historia prehisp�nica de Sinaloa porque son varios los historiadores que aseguran que este pueblo, procedente de alg�n lugar en el norte de Am�rica, cruz� por lo que hoy es Sinaloa en su tr�nsito hacia el altiplano central. Uno de los m�s fervientes defensores de esta idea fue Eustaquio Buelna, quien en 1887 public� un libro titulado Peregrinaci�n de los aztecas y nombres geogr�ficos ind�genas de Sinaloa, en el cual expuso su opini�n. Buelna descubri� que las lenguas de los ind�genas del territorio sinaloense al tiempo del contacto con los espa�oles estaban emparentadas con el n�huatl, la lengua de los aztecas y de otros pueblos del altiplano central. Don Eustaquio hizo un estudio comparativo de la lengua cahita, que es la mejor conocida entre las antiguas hablas de Sinaloa, y el n�huatl, as� como un minucioso examen de los nombres geogr�ficos ind�genas y concluy� que es muy notable la influencia de este idioma en Sinaloa. Los ling�istas contempor�neos consideran que las lenguas ind�genas del estado pertenecen a la familia yuto-azteca que, efectivamente, est� muy relacionada con el n�huatl. Otros investigadores agregaron nuevos argumentos, como el an�lisis de un glifo de la Tira de la peregrinaci�n que representa a un cerro con la punta encorvada y que identifican con Culiac�n, en el centro mismo de Sinaloa. El paso de los aztecas por Sinaloa es una posibilidad veros�mil, a juicio de muchos historiadores, como otras que tambi�n se proponen, sin que se pueda asegurar con certeza que una u otras son indiscutibles.

�Por qu� se interes� tanto Eustaquio Buelna en un hecho al parecer de poca trascendencia en la historia sinaloense? No es f�cil responder a esta pregunta por la falta de testimonios directos, pero podemos esbozar una explicaci�n. Buelna escribi� sus obras hist�ricas y geogr�ficas con objeto de dar a conocer Sinaloa en un momento en el que nuestro estado s�lo era una remota provincia casi desconocida en el centro del pa�s. Tambi�n en esa �poca los historiadores pon�an su parte en la creaci�n de una conciencia nacionalista, que despertaba en todos los mexicanos por la reciente guerra contra la Intervenci�n francesa. Al destacar el paso de los aztecas por el territorio de Sinaloa, Buelna afirmaba que los sinaloenses y los habitantes del centro ten�an un antepasado com�n, que la cultura del An�huac tambi�n estuvo en Sinaloa. Tal afirmaci�n refuerza las ligas nacionalistas entre los sinaloenses y el resto de los mexicanos, pero no pasa de ser una conjetura.

El gobierno de Sinaloa ha hecho suya la opini�n del licenciado Buelna, y en el escudo de armas del estado aparece la sucesi�n de huellas de pisadas humanas con la que los mexicas indicaban el camino recorrido y que expresa el hecho de que por Sinaloa pasaron aquellos antepasados ind�genas que dieron su nombre a toda la naci�n. El mismo s�mbolo aparece en los escudos de armas de los municipios de Guasave, Mocorito, Badiraguato y Escuinapa, junto con otros emblemas como el �guila asociada al nopal, que muestran con claridad la conciencia nacionalista de los sinaloenses.


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