P�ginas atr�s vimos c�mo Jos� de G�lvez y el marqu�s de Croix concibieron un proyecto para formar una nueva entidad pol�tica que comprendiera a todas las provincias del norte. novohispano; el rey lo aprob� en 1769 y se puso en pr�ctica en 1776. Esta entidad recibi� el nombre de Comandancia General de las Provincias Internas. La palabra "comandancia" indicaba el car�cter preponderantemente militar de la nueva instituci�n, cuyo titular, llamado "comandante general", deb�a ser un militar de alta graduaci�n porque una de sus principales funciones ser�a defender la frontera norte del imperio espa�ol. El t�rmino "provincias internas" era el nombre gen�rico de todas las provincias situadas al norte de Zacatecas; se consideraba que estaban "en el interior del territorio", como lo indicaba tambi�n el nombre "camino de tierra adentro" aplicado a la v�a que conduc�a a ellas, a partir de la ciudad de M�xico.
El caballero Teodoro de Croix, sobrino del virrey, fue designado primer comandante general con �rdenes de establecer en el pueblo de Arizpe, provincia de Sonora, la sede de su gobierno. De G�lvez hab�a planeado la fundaci�n de una ciudad en las m�rgenes del R�o Gila, que se llamar�a San Carlos, para que fuera la capital de la Comandancia, pero mientras ocurr�a esto, la sede estar�a en Arizpe. Es curioso observar que provincias como Texas y Nuevo Santander (Tamaulipas) quedaban a mayor distancia de Arizpe que de M�xico y, sin embargo, ser�an gobernadas desde esta remota capital que, adem�s, presentaba muchos problemas de comunicaciones.
Las atribuciones del comandante general fueron superiores a las de un gobernador, y en ciertos ramos como hacienda, gobernaci�n y guerra, sus facultades eran equiparables a las del virrey de Nueva Espa�a; no as� en el ramo de justicia, porque estaba sujeto a la Audiencia de Guadalajara. El comandante general depend�a directamente del rey de Espa�a sin que debiera rendir cuentas al virrey de la Nueva Espa�a.
Teodoro de Croix permaneci� cinco a�os en Arizpe tratando de organizar el gobierno de la Comandancia General, sin muchos aciertos. Eran numerosos los obst�culos que imped�an su consolidaci�n: el territorio ten�a enormes dimensiones, la poblaci�n era muy escasa y estaba diseminada, las v�as de comunicaci�n eran deficientes, hab�a ind�genas insumisos dentro de las fronteras e invasiones de apaches desde el exterior. En pocas palabras, las necesidades presupuestales de la Comandancia General fueron muchas, y muy escasos los productos fiscales que recababa, de aqu� que debiera recurrir al apoyo financiero del virrey.
Los sucesores del marqu�s de Croix en la Comandancia General tampoco pudieron establecer el gobierno, y su principal actividad fue la de garantizar la seguridad de las provincias. La Comandancia General dur� hasta despu�s de la independencia, s� bien con varias transformaciones: en 1786 se dividi� en tres comandancias, la del poniente, la del centro y la del oriente; en 1788 se redujo a dos y, en 1790, volvi� a la comandancia �nica. Sufri� nuevos cambios en 1791, 1792 y 1804, mas, a pesar de tantos ajustes, nunca fue una instituci�n s�lida. El proyecto era adecuado en cuanto a crear un gobierno militar que fortaleciera la frontera, pero no hubo los medios necesarios para llevarlo a la pr�ctica.