Los datos de poblaci�n de la Intendencia de Arizpe en el periodo 1720-1821 aparecen en los cuadros VI.3 y VI.4
Las cifras del cuadro VI.3 indican el acelerado crecimiento de la poblaci�n total de la intendencia, debido aumento de la poblaci�n no ind�gena que se triplic� entre 1750 y 1821, lo que indica que hubo inmigraci�n de mestizos, mulatos y espa�oles provenientes de otras regiones de la Nueva Espa�a; es decir, el noroeste novohispano, anta�o desde�ado por falta de atractivos econ�micos, era ahora una regi�n m�s integrada a la sociedad colonial y apetecible para quienes buscaban mejores oportunidades para sobrevivir o progresar.
En el cuadro VI.4 se presentan los datos referentes a la poblaci�n ind�gena.
N�tese que se hace referencia a los mismos territorios de las provincias anteriores
a la implantaci�n de la intendencia; esto se debe a que la divisi�n en partidos
cambi� varias veces entre 1770 y 1821, y s�lo se�alo entre par�ntesis los
nombres de los partidos en que se dividi� cada provincia seg�n la distribuci�n
de 1787. Se observa en el cuadro que el total de la poblaci�n ind�gena no
tuvo cambios apreciables en el periodo de las reformas borb�nicas, aunque
fij�ndonos en la poblaci�n por provincias se aprecia un incremento en Culiac�n
(ahora partidos de Culiac�n y Cosal�) y una sensible disminuci�n en la antigua
provincia de Sonora (ahora partidos de Cieneguilla y San Antonio de la Huerta).
En Culiac�n, la poblaci�n ind�gena se cuadruplic� entre 1720 y 1790, cambio
que es muy notable pero no tenemos razones para explicarlo. �Ser�a alguna
migraci�n de la sierra a la planicie, como la hubo en el siglo XVI?
En la antigua provincia de Sonora la poblaci�n ind�gena se redujo
a la mitad entre 1720 y 1790. En este caso vemos ya claramente la tendencia
que en adelante se impondr�a, la constante disminuci�n de la poblaci�n ind�gena.
Este fen�meno no implica necesariamente la muerte de los indios, sino que
puede ser la expresi�n del mestizaje o de la p�rdida de la cultura ind�gena
que, en ambos casos, transforma al indio en mestizo. Este cambio no es extra�o,
pues como dijimos, fue una consecuencia de la desaparici�n de las comunidades
ind�genas por la privaci�n de sus tierras y aguas y por la introducci�n de
mestizos y mulatos en sus pueblos.
Tambi�n se observa en el cuadro VI.4 que la poblaci�n ind�gena de la intendencia estaba concentrada en Sinaloa y Ostimuri, es decir, eran los grupos yaqui y mayo los m�s numerosos desde el siglo XVII.
Este hecho tambi�n muestra una situaci�n que se prolongar� a lo largo de los siglos XIX
y XX:
la presencia de estos grupos cahitas en la zona agr�cola m�s codiciada del noroeste. Estas comunidades fueron las m�s tenaces en la lucha por conservar su patrimonio ancestral, sus tierras, sus aguas y su cultura. En los siguientes cap�tulos veremos esta larga y dram�tica historia de los indios del noroeste, que a�n no ha concluido, y que pone en evidencia las contradicciones de la sociedad mestiza, porque quisiera destruir a los indios para quedarse con sus tierras, pero que no puede prescindir de su trabajo.