El impacto econ�mico que produjo el descubrimiento de las minas de Zacatecas en la Nueva Espa�a desencaden� una fuerte corriente migratoria durante la segunda mitad del siglo XVI
que ni las barreras geogr�ficas, ni el peligro de los ataques indios lograron frenar. El seductor atractivo de las ricas vetas de plata impuls� a un gran n�mero de espa�oles, acompa�ados de indios y negros, hacia Zacatecas, quienes organizaron expediciones y dise�aron estrategias para pacificar a los belicosos indios del norte. La ambici�n de poder y riqueza que despert� el descubrimiento de las minas zacatecanas transform� la econom�a de la Nueva Espa�a, pero tambi�n abri� una fase nueva de la expansi�n territorial en la que el movimiento de la poblaci�n tuvo un papel decisivo.
Espa�oles, mestizos, indios, negros y mulatos integraron la nueva poblaci�n de Zacatecas, cuyo componente ind�gena, a diferencia de otras regiones de la Nueva Espa�a, hab�a llegado de diferentes tierras, y el resto arribaba en mayores cantidades que en otras partes. La migraci�n ind�gena de los pueblos de indios hacia los centros mineros se increment�; de esta manera lograron evadir las cargas fiscales. Adem�s, la pepena de mineral que se autorizaba luego de cumplir con la jornada les permiti� participar en la explotaci�n minera obteniendo beneficios. As�, los centros mineros se consolidaban gracias al atractivo que representaban para una gran cantidad y variedad de trabajadores.
Con el nombre de tequio se conoci� el contrato que se establec�a entre el due�o de una mina y sus trabajadores, el cual consist�a en la cantidad de mineral que se obligaban a extraer al d�a y que variaba de una mina a otra. La creaci�n de nuevas haciendas de beneficio donde viv�a la mayor�a de los trabajadores de las minas, y el crecimiento de la ciudad de Zacatecas propiciaron el aumento de la migraci�n y la aparici�n de trabajadores asalariados, constituidos en gran parte por ind�genas aventureros y advenedizos. Con el tiempo, la poblaci�n s�lo se mantuvo en los reales de minas con mayor rendimiento, y otros, como Ranchos, se despoblaron; en Mazapil, Nieves y Chalchihuites la concentraci�n de la poblaci�n fue baja.
La poblaci�n de los centros mineros disminuy� durante la d�cada de 1570, recuper�ndose en la siguiente tan s�lo en Zacatecas, Fresnillo, Sombrerete y San Mart�n, pues en el resto continu� decayendo. Cuando escaseaba la mano de obra en las minas, sobre todo a causa de epidemias como la de tifus de 1576, las bajas se cubr�an con nuevos emigrantes, quienes eran atra�dos por los incentivos econ�micos. La fuerza de trabajo ind�gena en la regi�n de Zacatecas lleg� a un m�ximo de 5 000 personas durante los siglos XVI
y XVII
, suficiente para atenuar la escasez de mano de obra en las minas.
Los intentos del gobierno colonial para registrar a la poblaci�n ind�gena y negra que laboraba en las minas, e identificar a vagos y malvivientes fueron infructuosos. Los due�os y administradores de las minas se opon�an ante el riesgo de que los indios abandonaran sus centros de trabajo por sentirse coartados, mientras que era dif�cil registrar a los negros porque mudaban de due�o constantemente.
En virtud de que la poblaci�n ind�gena logr� adaptarse a las nuevas condiciones que el sistema colonial hab�a impuesto a lo largo de m�s de 100 a�os, en la segunda mitad del siglo XVII
pudo recuperarse. A diferencia de otras �reas de la Nueva Espa�a, en Zacatecas la poblaci�n no trabaj� bajo el sistema del repartimiento y la poblaci�n ind�gena migrante probablemente lleg� a constituir poco m�s de 50% del total de las minas zacatecanas.
La poblaci�n de Zacatecas tendi� a disminuir durante el siglo XVIII
, hasta registrar una recuperaci�n a fines de la d�cada de 1770, provocada por una fuerte migraci�n, resultado a su vez de un nuevo auge minero. La poblaci�n de la ciudad aument� de 15 000 habitantes en 1777 a 33 000 en 1803.
Las oscilaciones entre el aumento y el descenso de la poblaci�n de la ciudad de Zacatecas respondieron a las oscilaciones de la producci�n minera entre la prosperidad y las depresiones.