3. TABÚ DE LAS ARMAS BLANCAS

Hay un rey sacerdotal en el norte de Zengiwh, en Birmania, reverenciado por los sotih como la autoridad temporal y espiritual más alta, en cuya casa no puede entrar ningún arma o instrumento cortante. Esta regla quizá puede explicarse por una costumbre que varios pueblos tienen después de una muerte: evitan el uso de instrumentos cortantes tanto tiempo como al espíritu del difunto se le supone cercano, por miedo a herirle. Así, también entre los esquimales del estrecho de Bering, el día en que ha muerto una persona en la aldea a nadie le está permitido trabajar, ni a los parientes, durante los tres días siguientes. Está especialmente prohibido durante este término cortar con ninguna herramienta tal como navaja o hacha y también está prohibido el uso de utensilios agudos como agujas y pasadores de jareta.3 Dicen que lo hacen para no cortar o herir a "la sombra" que puede estar presente en cualquier momento durante esos días, y si accidentalmente se hiere con algunos de estos útiles se encolerizaría mucho y atraería enfermedades o la muerte a la gente. Los parientes del muerto, además, deben ser muy cuidadosos en ese periodo y no hacer estruendo ni sonidos desagradables que puedan alarmar o enfadar a "la sombra". Hemos visto ya que, de modo análogo, estos esquimales, después de matar una ballena blanca, se abstienen del uso de utensilios incisopunzantes por cuatro días, temiendo cortar o pinchar inconscientemente al espíritu de la ballena. Se observa el mismo tabú en ocasiones cuando hay algún esquimal enfermo en el poblado, probablemente por miedo de dañar a su "sombra" que puede estar revoloteando fuera de su cuerpo. Los rumanos de Transilvania cuidan no dejar una navaja con el filo hacia arriba mientras el cadáver esté de cuerpo presente en la casa "o si no el alma se verá forzada a cortarse". Los chinos tienen en su casa durante un septenario el cadáver y en ese tiempo se abstienen del uso de navajas, agujas y hasta de palillos para comer, haciéndolo con los dedos. En el tercero, sexto, noveno y cuadragésimo días después del funeral, los antiguos lituanos y prusianos acostumbraban a preparar una comida con la que, colocándose en el dintel de la casa, invitaban al alma del difunto. En estas comidas, sentados alrededor de la mesa y silenciosos, no usaban cuchillos y las mujeres que las servían tampoco. Si alguna vianda caía al suelo, allí se quedaba esperando a las almas solitarias que en vida no habían tenido familia o amigos para comer con ellos. Cuando terminaba el banquete, el sacerdote cogía una escoba y barría de la casa a las almas diciendo: "Queridas almas, ya han comido y bebido. Márchense ya, salgan". Ahora podemos explicarnos por qué no puede llevarse ninguna herramienta o útil cortante a la casa del pontífice birmano; al igual que otros muchos reyes sacerdotales, es probablemente considerado divino y por eso está en su derecho no exponiendo su espíritu sacro al riesgo de cortarse o herirse, siempre que abandone su cuerpo temporalmente, para flotar invisible en el aire o volar hacia algún lejano asunto que lo requiere


3 Que se usan para abrir los cordones de los cabos cuando hay que hacer un empalme en una cuerda, cabo, driza, etc.