5. TABÚ DE LA CABEZA |
Muchos pueblos consideran
a la cabeza particularmente sagrada; la santidad especial que se le
atribuye se explica en ocasiones por creer que contiene un espíritu
muy sensible al daño o irrespetuosidad. Así, los yoruba
piensan que todas las personas tienen tres moradores espirituales
cada una, de los cuales el primero, llamado Olori, tiene
su residencia en la cabeza y es el protector, guardián y guía
del hombre en que se hospeda. A ese espíritu le hacen ofrendas
principalmente de aves y se frotan después la frente con un
poco de su sangre mezclada con aceite de palma. Los karenes suponen
que un ser llamado el tso reside en la parte más alta
de la cabeza y mientras conserva su lugar, ningún daño
puede acaecer a la persona, a pesar de los esfuerzos de los siete
Kelabs o pasiones personificadas. "Pero si el tso
se muestra descuidado o débil, seguro que el resultado será
malo para la persona. Por esto, atienden cuidadosamente a la cabeza
y se toman muchos quebraderos de la misma para proveerla de atavíos
y tocados que gusten al tso." Los siameses creen que
reside en la cabeza humana un espíritu llamado khuan
o kwun, que es el espíritu guardián. Este espíritu
debe ser cuidadosamente protegido de toda clase de daños; por
ello el acto de afeitarse o cortarse el pelo va acompañado
de grandes ceremonias. El kwun es muy sensible en puntillo de honra
y se sentiría insultado moralmente si la cabeza donde él
reside fuese tocada por un extraño. Los cambodianos estiman
ofensa grave que se les toque la cabeza, algunos no entrarán
en un sitio donde haya cualquier cosa, la que sea, suspendida sobre
la cabeza, y el cambodiano más humilde nunca consentiría
vivir en el piso bajo de una casa. Ésta es la causa de construir
las casas de un solo piso; hasta el gobierno respeta el prejuicio
y nunca pone a un preso en el cepo bajo el piso de una casa, aunque
éstas se eleven mucho del suelo. La misma superstición
existe entre los malayos. Un antiguo viajero comunica que en Java
la gente "no lleva nada sobre la cabeza y dicen que nada debe
haber sobre su cabeza... y si alguno pusiera su mano sobre su cabeza,
le matarían; no edifican casas de pisos para que nadie pueda
caminar sobre las cabezas de otros". |