XVII. LOS CANES Y LA VULPEJA

Las doctrinas de Nicol�s Maquiavelo causaron honda conmoci�n entre preceptistas, pol�ticos y pedagogos. No hablemos de los que aconteci� en pa�ses extranjeros; concret�monos a lo que sucedi� en Espa�a.

En Espa�a fueron muchos los que clamaron contra el pol�tico florentino. Se protrest� en todas las formas; se publicaron contra �l libros grandes y libros peque�os. Se le combati� incidentalmente y se le dedicaron tratados especiales. Entre estos �ltimos figuran: El pr�ncipe cristiano, de Rivadeneyra; el Machiavellismus jugulatus, del padre Claudio Clemente, y los tres vol�menes de m�ximas que, "contra las vanas ideas de la pol�tica de Maquiavelo", public� el jesuita Francisco Garau.

El coro de protesta y clamores fue un�nime. �No ha vivido el lector en el campo y no ha o�do alguna noche c�mo, al acercarse la raposa al gallinero, salen ladrando desaforadamente todos los buenos canes de la casa? Los canes que ladraban contra la vulpeja florentina eran bien leales y vigilantes. Entre ellos hab�a dos m�s clamorosos y fuertes que los dem�s. Estos dos canes tan fieles y ruidosos eran Baltasar y Graci�n y don Diego Saavedra Fajardo. En los cap�tulos siguientes veremos c�mo estos canes no eran canes; eran nada menos que solemnes vulpejas disfrazadas con pieles de mastines. Si ladraban m�s clamorosamente que los dem�s, lo hac�an para que el se�or y amo del cortijo no vislumbrase la artima�a.

 

Fondo 2000 �ndice Anterior Siguiente