XXXVI. HUIR DE LA ABSTRACCIÓN

Muchas veces oir� el pol�tico que le proponen que se haga en su patria tal o cual cosa que se hace en un pa�s extra�o. Son muchos los que claman por que en su pa�s se d� una ley o se implante una instituci�n como las que rigen y se han implantado en otros pueblos; muchos son los que creen que el bienestar de una naci�n se puede lograr por medio de tales trasplantaciones.

El pol�tico habr� de reflexionar despacio sobre esto. Es posible que alguna ley o alguna instituci�n de pa�s extra�os convenga al nuestro; es posible tambi�n que no convenga. Todos los pa�ses no son lo mismo; no es la misma su historia; no es la misma su tradici�n; no son las mismas sus condiciones f�sicas; no son los mismos, en fin, sus hombres. Debe proceder, por tanto, con mucha cautela el pol�tico; �l habr� de conocer lo que pasa en los pa�ses extranjeros; este conocimieto le servir� de auxilio en sus gestiones.

Pero el pol�tico no debe acoger sin estudios, sin una detenida reflexi�n previa, las leyes, trazas e instituciones de otros pa�ses. Esto le puede llevar a gobernar con abstracciones; gobernar con abstracciones consiste en dar leyes sabias, justas, discretas, s�, pero leyes que no se acoplan ni tienen perfecta concordancia con la realidad para la han sido hechas; es dedir, que con toda su sabidur�a, justicia y discreci�n, estas leyes s�lo lo ser�n tales en el papel, o, lo que es lo mismo, no ser�n eficaces.

La labor del pol�tico ha de consistir en estudiar bien el pa�s en que vive y gobierna; �l ha de conocer c�mo viven y piensan sus compatriotas; conocer� la historia de su patria, las tradiciones, las costumbres, las diferencias que existen de unas regiones a otras;conocer� tambi�n el grado de cultura del pa�s, sus condiciones f�sicas, lo que produce y lo que puede producir; estudiar� el estado de las industrias y las modalidades y caracter�sticas del arte. Luego, el pol�tico, con arreglo a tales datos, a tales estudios, har� las leyes y dispondr� su gobierno. Es posible que los mismos que clamaban por las leyes e instituciones que ha creado el pol�tico no sean las que aquellos quer�an; pero el pol�tico no se inquiete; �l habr� gobernado y legislado de acuerdo con la realidad, de acuerdo con la realidad de su pa�s y el genio de su pueblo, y sus leyes e intituciones ser�n eficaces.

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