Las transacciones comerciales tuvieron también notorio incremento. En los contratos celebrados entre partes, se observa en las escrituras que el pago se hacía "en moneda corriente", "en reales", "en moneda del cuño mexicano". Sin embargo, lo más usual fue que en un altísimo porcentaje de los tratos el pago se hizo con ganado. En 1640, el cronista Alonso de León compró en Cerralvo 20 yeguas a Gaspar Rodríguez, las que pagó con 300 chivos. Una primera escritura en la que se comprometía a dar 400 chivos fue cancelada "porque las yeguas no eran castizas".
Pero no sólo las compras de cierto tipo de ganado se pagaban con ganado, también las deudas eran saldadas de esta forma. En 1691 Juan Núñez de Carvajal se obligó a pagar a Dionisio de Rojas 700 pesos de oro común en reales, con "635 chivos castrados a 7 reales cabeza, y 231 cabras a 5 reales cada una, puestas en Saltillo".