VIII. EXPEDICIONES Y DESCUBRIMIENTOS


POBLADO AUNQUE EN FORMA EXIGUA el Nuevo Reino de León, no se limitaron los primeros colonizadores a lo que tenían a su alcance. Dados, como todos los hombres de su tiempo, a la aventura y a lo desconocido y, más que todo, movidos por el ideal de servir "a ambas majestades" (Dios y el rey), emprendieron nuevos descubrimientos, aunque no siempre con buenos resultados.

Al ser aprehendido, Luis de Carvajal dejó en Almadén (Monclova) a Gaspar Castaño de Sosa como su teniente de gobernador. El cronista Alonso de León relata que Castaño

Organizó entonces una expedición, integrada por más de veinte hombres con sus familias, provistas de carretas, herramientas de agricultura y minería, armas. Salieron de Almadén en julio de 1590, en el trayecto hicieron escalas para esperar a los emisarios enviados a México a dar aviso al virrey de lo que realizaban; o bien para sembrar y esperar la cosecha. Castaño hizo descubrimientos en lo que habría de ser Nuevo México. Tomó posesión de muchos lugares y todo lo hizo con las formalidades legales, de que daba fe Diego Díaz de Berlanga, escribano que seis años más tarde habría de redactar el acta de fundación de Monterrey.

Un hombre intrigante, Juan Morlete, le denunció como rebelde ante la Real Audiencia y obtuvo autorización para prenderle. Conducido a México en 1591, fue condenado a cumplir la sentencia en China. Descubierta su inocencia, el fallo fue revocado, justamente cuando Castaño moría en un encuentro naval con los chinos, en las islas del Maluco. Dejó escrita una Memoria del descubrimiento..., publicada en una colección de documentos impresa en Madrid en 1871. El manuscrito original se conserva en la Biblioteca Pública de Nueva York.

A la Huasteca
Al Río Bravo
Jornadas a Texas

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