En 1980 se inició un periodo de transformación en las formas tradicionales de conducir los asuntos públicos en la entidad. Los cambios tuvieron su origen en las medidas adoptadas a nivel federal por el gobierno de José López Portillo (1976-1982), quien asumió el poder en medio de la más severa crisis económica y política que había vivido el país desde los años cuarenta. Los cambios se iniciaron con la reforma política de 1977 que permitió la aparición de nuevos partidos y la ampliación de las libertades políticas.
Los efectos de la apertura política se tradujeron en la realidad zacatecana
en mayores posibilidades para el diálogo y la negociación. Los gobiernos encabezados
por J. Guadalupe Cervantes Corona (1980-1986) y Genaro Borrego Estrada (1986-1992)
pudieron enfrentar las demandas provenientes de una oposición identificada y
con reivindicaciones más claramente expresadas que en el pasado. Si bien el
peso electoral de la oposición no puso en riesgo la hegemonía del PRI
, su presencia
fue fortaleciéndose y abriendo cauces a la expresión de las diferencias por
la vía electoral.
El éxito económico que se alcanzó durante las administraciones de Cervantes Corona y Borrego Estrada no fue suficiente para mejorar los niveles de bienestar en uno de los estados que acumulaba mayores rezagos en todo el país. La persistencia de la pobreza demostró que el esfuerzo requerido para superarla es de largo aliento y requiere el concurso de la sociedad en su conjunto. El avance económico se mostró estrechamente ligado a las formas democráticas de la vida política.