XII. ALCOHOL

CONTRARIAMENTE a lo que mucha gente piensa, el alcohol es un depresor del SNC. Aquellas personas que sienten poder hacer mejor muchas cosas (hablar, bailar, manejar, etc.) despu�s de haber ingerido "algunos tragos" se equivocan. Ese estado de aparente bienestar y relajaci�n proviene de la desinhibici�n que resulta de la depresi�n de mecanismos inhibitorios. El sistema nervioso es particularmente sensible a los efectos del alcohol, y son los procesos inhibitorios los inicialmente afectados. Y al disminuir la inhibici�n, el equilibrio de la excitabilidad cerebral se pierde —moment�neamente— a favor de la excitaci�n. Como ocurre con la mayor�a de las drogas, sus efectos dependen de la dosis. Los centros superiores se deprimen primero: el habla, el pensamiento, la cognici�n y el juicio. A medida que la concentraci�n alcoh�lica aumenta en la sangre, se deprimen los centros inferiores, incluyendo la respiraci�n y los reflejos espinales. A dosis mayores tanto los mecanismos inhibitorios como los excitatorios se afectan. Es as� como la intoxicaci�n alcoh�lica puede llegar hasta el estado de coma. (El importante problema que significa el abuso del alcohol y sus consecuencias ser� tratado en la Quinta Parte). En esta secci�n veremos algunos aspectos hist�ricos del alcohol y otros m�s farmacol�gicos que toxicol�gicos.

Los efectos del alcohol probablemente han sido conocidos por la humanidad desde los principios de su historia, pues las condiciones necesarias para su producci�n han existido desde hace milenios: az�car, agua, levaduras (un tipo de bacterias) y temperatura adecuada. El proceso por medio del cual estos elementos se mezclan para formar el alcohol se denomina fermentaci�n. Elefantes, mandriles, p�jaros, cerdos salvajes y hasta abejas buscan la fruta fermentada quiz� no s�lo por su alto contenido de az�car, sino quiz� tambi�n por su contenido alcoh�lico. Se han visto elefantes tropezando uno contra el otro, p�jaros que chocan contra ventanas o postes y abejas que vuelan en forma err�tica despu�s de haber consumido esta fruta que nosotros considerar�amos podrida.

Los egipcios ten�an destiler�as desde hace 6 000 a�os, dando cr�dito al dios Osiris por el regalo del vino. Los antiguos griegos empleaban frecuentemente el vino y daban gracias al dios Baco, o Dionisio, por su introducci�n (de all� el t�rmino bacanal para referirse a una celebraci�n en la que se distribuyen generosas raciones de bebidas alcoh�licas). Los romanos continuaron con esta tradici�n y en la Biblia se encuentran hasta cinco t�rminos diferentes para referirse a cinco tipos distintos de alcohol.

FIGURA XII.I. La destilaci�n del alcohol. La palabra destilaci�n proviene del lat�n destillare, que equivale a "goteo", refiri�ndose a los �ltimos pasos del proceso por el cual el vapor se condensa para formar un l�quido. As� se incrementa el contenido alcoh�lico de l�quidos obtenidos de la fermentaci�n. La destilaci�n se realiza en alambiques. La figura muestra el que se utilizaba en la Edad Media.


En el M�xico prehisp�nico se preparaban bebidas alcoh�licas tanto a partir del maguey (pulque) como del ma�z mismo (recordemos el tesg�ino de los tarahumaras) y el mito nos dice que Quetzalc�atl se exil� por haber ca�do en la tentaci�n de la embriaguez, a la que lo condujeron sus enemigos.

La palabra alcohol proviene del �rabe alkuhl, que se refiere a algo sutil, al "esp�ritu" del vino. El alambique, aparato para destilar el alcohol, fue tambi�n inventado por los �rabes por los a�os 800, e introducido en Europa hacia 1250. Hasta esos a�os, y dependiendo del contenido de az�car, el contenido m�ximo de alcohol de las bebidas nunca sobrepasaba del 12 al 14% (concentraciones mayores matan las levaduras). El proceso de destilaci�n aumenta esta proporci�n hasta cerca del 50% (la potencia "probada" (proof) de una bebida es el doble de la potencia porcentual por volumen; o sea, una bebida que contiene 50% de alcohol es igual a 100 proof. El alcohol absoluto es 200 proof).

Adem�s de su contenido de alcohol, las bebidas contienen otros elementos qu�micos que le imparten sabor, color, olor y otros efectos caracter�sticos. Estos elementos se llaman cong�neres. El vodka y la ginebra contienen menos cong�neres que el whisky o el ron.

Existe una estrecha relaci�n entre el nivel de alcohol en la sangre, el grado de depresi�n del SNC y la conducta. En el cuadro XII.I se ilustra la relaci�n entre el n�mero de "tragos", las concentraciones sangu�neas de etanol y los efectos f�sicos y psicol�gicos. Precisemos desde ahora que estos efectos dependen en gran medida de la exposici�n previa del sujeto al alcohol, de la frecuencia de la ingesti�n de bebidas alcoh�licas, de comida en el est�mago y de otros factores m�s subjetivos como la situaci�n en la que se bebe (en un bar, con los amigos, en una fiesta, en el trabajo), del humor y de la experiencia previa. Cada persona tiene su patr�n particular de funcionamiento psicol�gico y sus expectativas normales como ante las drogas.

CUADRO XII.I. Efectos f�sicos y psicol�gicos de varias concentraciones sangu�neas del alcohol*


Número de "tragos"+ Alcohol en la sangre (%) Efectos físicos y psicológicos

1 0.02-0.03 Sin efectos evidentes. Ligera elevación del estado de ánimo
2 0.05-0.06 Sensación de relajación, calor, disminución del tiempo de reacción y de coordinación fina
3 0.08-0.09 Alteración ligera del equilibrio, del habla, de la visión, del oído. Sensación de euforia; pérdida de la coordinación motora fina
4 0.10
0.11-0.12
Intoxicación legal en algunos estados de EUA
La coordinación y el equilibrio se dificultan; alteración de las facultades mentales y del juicio
5 0.14-0.15 Alteración mayor del control físico y mental: habla y visión difíciles
7 0.20 Pérdida del control motor (requieren de ayuda); confusión mental
10 0.30 Intoxicación severa; control consiente mínimo
14 0.40 Inconsciencia; umbral del estado de coma
17 0.50 Coma profundo
20 0.60 Muerte por depresión respiratoria


* Estos efectos se encuentran en sujetos no habituados al alcohol y en los que el intervalo entre cada bebida es de menos de 60 minutos.

+ Un "trago" se refiere al equivalente de una cerveza o de una onza (28 ml) de whisky.

Los cong�neres tambi�n modifican la absorci�n del alcohol en el est�mago e intestino: mientras mayor sea la proporci�n de �stos en la bebida, m�s lenta ser� la absorci�n del alcohol. Tal es el caso de la cerveza y el vino. Por el contrario, el gas carb�nico en la bebida aumenta la absorci�n. Esto ocurre con las mezclas con agua mineral, quina, etc., o en el caso de la champa�a.

Una vez que el alcohol alcanza la sangre, se distribuye en forma homog�nea en todo el organismo, incluyendo la circulaci�n fetal en las mujeres embarazadas.

Las bebidas alcoh�licas pr�cticamente no contienen vitaminas, minerales, prote�nas o grasa sino b�sicamente un tipo de carbohidratos que no pueden ser usados por la mayor�a de las c�lulas; �stos deben ser metabolizados (por una enzima que se encuentra casi exclusivamente en el h�gado: la deshidrogenasa alcoh�lica). El alcohol provee m�s calor�as por gramo que los carbohidratos o las prote�nas. Por este hecho, el apetito del bebedor puede ser satisfecho, pero no as� sus requerimientos de vitaminas, minerales y prote�nas. Es frecuente encontrar estados graves de deficiencia vitam�nica y proteica en alcoh�licos cr�nicos. Son sujetos que beben mucho y comen mal.

El etanol se convierte en el h�gado en acetaldeh�do y �ste en acetato. As� se metaboliza del 90 al 98% del alcohol; el resto se elimina por la respiraci�n y la orina, las l�grimas o el sudor. El metabolismo del alcohol difiere del de muchas otras drogas: el ritmo de �ste es constante en el tiempo. En sujetos con funci�n hep�tica normal se metabolizan aproximadamente l0 ml de alcohol por hora. Si se ingiere un volumen superior, el alcohol se empieza a acumular en la sangre —y por lo tanto, en el cerebro— y sus efectos aumentan. Como vimos en la Primera Parte, s�lo el f�rmaco en estado libre tiene efectos. Por lo tanto, este alcohol en estado libre no metabolizado, es el que ejerce sus efectos embriagantes, o lo que es lo mismo, depresores de la funci�n cerebral.

El alcohol induce da�o hep�tico (v�ase la figura XXIII.I). Provoca aumento en la producci�n de �cido l�ctico, lo cual produce cambios en el estado de acidez del organismo; aumenta tambi�n la producci�n de �cidos grasos, de �cido �rico (producto t�xico de desecho) y eleva la excreci�n urinaria de varios iones esenciales como magnesio, calcio y cinc.

El uso continuo o frecuente de alcohol induce tolerancia como los barbit�ricos y otras drogas. Esta tolerancia o acostumbramiento se debe a la inducci�n enzim�tica, o sea, al aumento de la cantidad y actividad de la deshidrogenasa alcoh�lica (la enzima que metaboliza el alcohol). Tambi�n el tejido nervioso se acostumbra, hasta cierto punto, a la presencia continua del alcohol: la conducta del sujeto se va adaptando a los cambios inducidos por la bebida del habla, la visi�n y el control motor. Por supuesto, estos cambios adaptativos desaparecen cuando el alcohol en la sangre alcanza niveles suficientes, lo que frecuentemente sucede en casos de abuso.

Los efectos agudos del alcohol, adem�s de manifestarse de manera privilegiada en el sistema nervioso, tambi�n se expresan en el resto del organismo. En cantidades moderadas, aumenta la frecuencia cardiaca, dilata los vasos sangu�neos en brazos, piernas y cara, lo que produce esa sensaci�n de calor tan buscada en tiempo fr�o. Sin embargo, una hora despu�s, la misma persona se encuentra con m�s fr�o que antes, pues la vasodilataci�n ha provocado p�rdida de calor (�por lo que si desea usted conservar el calor, mejor no consuma alcohol!)

El alcohol irrita directamente el sistema gastrointestinal (acu�rdese lo que sucede cuando se aplica alcohol a una herida abierta, lo mismo sucede con la mucosa) e indirectamente, al estimular la secreci�n de jugos g�stricos. Por estas razones, los pacientes con �lcera p�ptica deben evitar el alcohol. Adem�s, induce n�usea. Estos efectos irritantes del alcohol se traducen en gastritis (inflamaci�n de la mucosa g�strica) que forma parte del cuadro de "cruda" o "resaca" tan conocido por algunos. Y a prop�sito de la cruda: no existe un remedio eficaz contra ella. Todas las f�rmulas transmitidas por la publicidad o de boca a oreja, o no han sido probadas de manera controlada, o se ha demostrado que no resultan.

Otro de los efectos conocidos del alcohol es la estimulaci�n de la producci�n de orina (diuresis). Parte de esta reacci�n se debe a las grandes cantidades de agua que usualmente se ingieren con el alcohol, y por otra parte, a la depresi�n de la producci�n de hormona antidiur�tica liberada por el hipot�lamo y que regula la eliminaci�n de agua por el ri��n.

�stos son los efectos de dosis moderadas de alcohol; en este caso, el da�o es limitado, excepto en mujeres embarazadas, en las que el alcohol puede afectar al feto y producir retardo mental irreversible. Sin embargo, el consumo de grandes cantidades de alcohol da�a el coraz�n (trastornos del ritmo cardiaco e incluso insuficiencia cardiaca) y el h�gado, cuya consecuencia es la cirrosis, a causa de la p�rdida de las c�lulas hep�ticas (lo que significa menor producci�n de bilis), que conlleva una mala digesti�n de los alimentos (indigesti�n), p�rdida de peso, constipaci�n, etc. La p�rdida celular da lugar a una cicatriz y al dep�sito de grasa en el sitio afectado. En el caso del sistema nervioso, se pueden observar trastornos mentales serios, p�rdida de la memoria, deterioro del aprendizaje, inflamaci�n de los nervios (polineuritis), incluso llegar al llamado s�ndrome de Korsakoff, estado psic�tico (de p�rdida de la realidad) causado por el alcoholismo aunado a la desnutrici�n y las deficiencias vitam�nicas cr�nicas. Este cuadro se acompa�a de lesiones cerebrales irreversibles. (Los aspectos relacionados con el uso y abuso del alcohol, como la tolerancia y la dependencia, ser�n tratados en la Quinta Parte).

Mencionemos finalmente que la combinaci�n de alcohol con otras drogas puede ser peligroso, en particular con las sustancias que alteran el sistema nervioso. El alcohol potencializa la acci�n de los depresores del sistema nervioso, como son los anest�sicos, los barbit�ricos, los tranquilizantes y los antihistam�nicos.

En el caso de pacientes epil�pticos, el peligro del uso del alcohol radica, por una parte, en la posible potenciaci�n depresora de algunos anticonvulsivos y, por la otra, en el aumento de la excitabilidad cerebral que aparece durante la abstinencia alcoh�lica.

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