XXI. PSICOTOMIM�TICOS

ESTE GRUPO DE DROGAS ha recibido varios nombres: alucin�genos (sustancias que inducen alucinaciones), psicod�licos (sustancias que se manifiestan en la mente, o que hacen "ver" a la mente), psicodisl�pticos (sustancias que alteran la mente), psicotomim�ticos (agentes que simulan las psicosis), ente�genos (sustancias que favorecen las actitudes m�sticas o que incrementan la religiosidad) o sustancias consideradas dentro de la clase phantastica: f�rmacos que reemplazan la realidad con elementos de la ilusi�n. Es necesario aclarar que estas drogas rara vez causan verdaderas alucinaciones (definidas como percepciones en ausencia de objeto real). De ah� que tambi�n se les haya denominado ilucin�genos: agentes que inducen ilusiones (definidas como percepciones alteradas en presencia de objetos reales). Digamos tambi�n que tampoco inducen verdaderas psicosis, como las reconocer�a un psiquiatra. Para fines pr�cticos, en este cap�tulo utilizaremos estos t�rminos indistintamente.

El uso de drogas que alteran la percepci�n del hombre es antiqu�simo y ya hablamos antes de sus or�genes. Las razones que han llevado a ingerir sustancias no por su valor nutritivo sino por sus efectos mentales son a�n especulativas. Lo mismo sucede en relaci�n con su descubrimiento: �c�mo se descubre una planta, hongo o cacto con efectos alucin�genos? �por ensayo y error? �observando sus efectos en animales?

La actitud de la sociedad ante estas sustancias es tambi�n curiosa: se puede adorar al sujeto que ha tenido una "visi�n" y llamarlo profeta, y perpetuar sus palabras en textos considerados sagrados, o se le puede estigmatizar, castigar o torturar y llamarlo pose�do, demoniaco, o incluso hippie, para censurarlo o condenarlo.

Otro de los hechos curiosos de los alucin�genos "naturales" (los provenientes de plantas u hongos) es su distribuci�n geogr�fica: la inmensa mayor�a se localiza en el Nuevo Mundo (se han reportado cerca de 130), mientras que en Europa, �frica y Asia s�lo se han identificado una veintena.

Las drogas alucin�genas producen alteraciones de la sensaci�n, la percepci�n, el estado de �nimo y el nivel de consciencia que dependen en forma importante no s�lo de la dosis, sino tambi�n de las condiciones en las que se utilizan. Por ejemplo, el peyote no produce los mismos efectos en un tarahumara o un huichol que ingiere los botones del cacto en el desierto, entre los suyos, despu�s de haberse preparado psicol�gica y f�sicamente para ello, y con fines m�stico-religiosos, que en un citadino que lo consume en un ambiente urbano, con m�sica de rock, luces estrobosc�picas y con fines m�s de aventura o experiencia que m�sticos. La expectativa que el sujeto tiene de los efectos del alucin�geno puede ser determinante de los resultados que produce.

A pesar de que, en general, estas sustancias alteran las funciones mentales en forma importante, la manera en que cada una de ellas lo hace es diferente: no es lo mismo un viaje con hongos, que con peyote o LSD. Las diferencias, sin embargo, se sit�an dentro de lo subjetivo, y el m�dico s�lo podr� atestiguar los cambios de la presi�n arterial, el di�metro pupilar, la temperatura de la piel, etc., para decir que estos efectos se parecen.

Otra caracter�stica com�n de los agentes psicod�licos es su bajo potencial de abuso: son sustancias que rara vez provocan dependencia y excepcionalmente desembocan en un hecho fatal (al menos f�sicas; las "cicatrices" ps�quicas, consecuencia de un mal viaje , pueden ser graves).

Podemos clasificar a los psicotomim�ticos de acuerdo con sus propiedades f�sico-qu�micas, su estructura molecular o su interacci�n con los neurotransmisores, en particular con la dopamina, adrenalina y noradrenalina, con la acetilcolina y la serotonina.

AGENTES CON EFECTOS ADREN�RGICOS

Este grupo de drogas tiene la particularidad de poseer el grupo qu�mico catecol, com�n a los neurotransmisores dopamina, adrenalina y noradrenalina. En este grupo encontrarnos la mescalina, proveniente del peyote, y varios derivados de la anfetamina: la dimetoximetilanfetamina (DOM o FTP), la metilendioxianfetamina (MDA) y la metilendioximetanfetamina (MDMA o �xtasis).

"...ellos mismos descubrieron, y usaron primero la ra�z que llaman peiotl, y los que la com�an y tomaban, la usaban en lugar de vino... y se juntaban en un llano despu�s de haberlo bebido, donde bailaban y cantaban de noche y de d�a a su placer y esto el primer d�a, porque el siguiente lloraban todos mucho..." O tambi�n (libro XI, cap. VII, �I): "Hay otra yerba como tunas de la tierra, se llama peiotl, es blanca, h�case �sia la parte del norte, los que la comen o beben ven visiones espantosas o irrisibles; dura esta borrachera dos o tres d�as y despu�s se quita: es com�n manjar de los Chichimecas, pues los mantiene y da �nimo para pelear y no tener miedo, ni sed ni hambre, y dicen que los guarda de todo peligro."

Estas son palabras de fray Bernardino de Sahag�n, en su Historia general de las cosas de la Nueva Espa�a, refiri�ndose al peyote.

Este cacto, denominado en bot�nica Lophophora williamsii, es nativo del norte de M�xico y sur de los Estados Unidos y lo han empleado desde hace siglos, y hasta la fecha, diversos grupos de ind�genas con fines religiosos. El peyote contiene cerca de 30 sustancias psicoactivas; el principal alcaloide responsable de los efectos psicodisl�pticos es la mescalina. Otro cacto, el Trichocereus pachanoi, que se encuentra en Per�, Bolivia y Ecuador, tambi�n contiene mescalina (cerca de 2%).

La dosis efectiva promedio, en el adulto, es de 300 a 600 mg. Sus efectos incluyen midriasis, aumento de la temperatura corporal, la frecuencia cardiaca y la presi�n arterial, estimulaci�n central y en ocasiones perif�rica. Los efectos alucinog�nicos de la mescalina, en una versi�n singular, han sido descritos por Aldous Huxley en su libro Las puertas de la percepci�n (1954).

Despu�s de su ingesti�n, la mescalina alcanza concentraciones m�ximas en el cerebro entre los 30 y 60 minutos, donde es detectable durante nueve a 10 horas. Los efectos dependen de la dosis. Cuando �stas son elevadas pueden producir depresi�n cardiaca, dolor de cabeza, disminuci�n del ritmo respiratorio, contracciones intestinales y uterinas, incoordinaci�n muscular e hipertensi�n arterial. De acuerdo con estudios en animales, se ha calculado que la mescalina es de 1 000 a 3 000 veces menos potente que el LSD y unas 30 veces menos potente que la psilocibina (el alcaloide m�s activo de los hongos alucin�genos).

FIGURA XXI.I. Cactos psicoactivos: peyote y T. Pachanoi.


La administraci�n repetida de mescalina conlleva el desarrollo de cierta tolerancia en cuanto a sus efectos, la cual —es interesante mencionar— es cruzada hasta cierto punto con la del LSD. Es decir, un sujeto tolerante a la mescalina tambi�n lo es para el LSD. Este hecho debe considerarse cuando se investiga el mecanismo de acci�n de ambas sustancias, pues se ha propuesto que la mescalina act�a m�s a trav�s de mecanismos dopamin�rgicos y noradren�rgicos que serotonin�rgicos, mientras que en el caso del LSD ocurre lo contrario (es decir; m�s efectos serotonin�rgicos). En realidad, todos los alucin�genos afectan de diversas maneras tanto a uno como a otro sistema de neurotransmisores; y por supuesto, a otros m�s.

El hecho de que estas sustancias afecten de manera notable el pensamiento y las emociones, adem�s de la activaci�n generalizada de los sistemas de alerta y la atenci�n, indica sus acciones a nivel de la corteza cerebral, el sistema l�mbico y la formaci�n reticular del tallo cerebral (v�ase la Primera Parte).

El efecto "indeseable" m�s frecuente, a dosis no t�xicas, es el llamado "mal viaje". El sujeto puede sufrir crisis de angustia, paranoia y p�nico, las cuales pueden disminuirse con la administraci�n de tranquilizantes.

Los otros alucin�genos mencionados al principio de este cap�tulo son sint�ticos: por sus siglas, el DOM, el MDA, el MDMA y la PCP (fenciclidina). (Esta �ltima sustancia se revisar� en el cap�tulo XIII de la Quinta Parte.)

La DOM (dimetoximetilanfetamina), tambi�n llamada en los Estados Unidos STP (serenidad, tranquilidad, paz), desarroll� la reputaci�n de producir experiencias particularmente duraderas (cerca de 12 horas), pero al parecer esto se deb�a a la administraci�n de dosis particularmente elevadas (recordaremos en este contexto, en forma repetida, que es muy dif�cil controlar con exactitud las dosis de f�rmaco en preparaciones que se adquieren ilegalmente en la calle. Frecuentemente la dosis es diferente, el producto contiene contaminantes o se trata claramente de otra sustancia). Se han comparado los efectos de la DOM con los de la combinaci�n de la anfetamina y el LSD.

La dosis efectiva promedio es de 3 mg, y se han detectado preparaciones adquiridas en la calle conteniendo 10 mg, dosis claramente t�xica y asociada a reacciones de p�nico.

La MDA (metilendioxianfetamina) muestra efectos parecidos a los de la anfetamina y a los de la mescalina. Produce anorexia, aumento del nivel de vigilia, sensaci�n de bienestar f�sico e intensificaci�n de las aferencias sensoriales. Una dosis de 150 mg empieza a actuar entre los 30 y 60 minutos de la ingesti�n, alcanza un m�ximo a los 90 minutos y tiene una duraci�n promedio de ocho horas. Dosis de 500 mg pueden resultar fatales.

La MDMA es una modificaci�n qu�mica de la MDA, pero difiere en sus acciones de varias maneras: ratas entrenadas para discriminar los efectos de la DOM (los animales estaban entrenados para reconocerlos, o su ausencia cuando se les inyectaba soluci�n salina) mostraban cierta "generalizaci�n" con la MDA (es decir, confund�an la DOM con la MDA) pero no con la MDMA; adem�s, la tolerancia cruzada entre MDA y MDMA no se presenta.

Esta droga produce euforia, aumento de la sensibilidad al tacto y disminuci�n en la inhibici�n, adem�s de facilitar la sensaci�n de cercan�a con otras personas. Por estas caracter�sticas se le llam� �xtasis (tambi�n XTC, o Ad�n) y se volvi� popular entre algunos psicoterapeutas, que argumentan que esta desinhibici�n y aumento de la empat�a inducida por la droga facilita el tratamiento psicoanal�tico.

La dosis promedio es de 50 mg y dosis m�s elevadas pueden ser t�xicas.

Existe controversia sobre la toxicidad cr�nica de la MDMA: algunos estudios muestran su utilidad en el campo de la psiquiatr�a, particularmente cuando se controla en forma estricta la posolog�a (dosis, frecuencia de administraci�n), mientras que estudios en animales han indicado dos resultados preocupantes: primero, los monos son capaces de autoadministrarse MDMA, en la misma forma que lo hacen con la hero�na, anfetamina o coca�na (mas no drogas alucin�genas), y segundo, el an�lisis histol�gico del cerebro de ratas y monos que han recibido MDMA en forma cr�nica ha mostrado lesiones irreversibles en las neuronas serotonin�rgicas del raf�, lo cual significa que lo mismo podr�a ocurrir en el hombre.

Mientras esta controversia se resuelve, se considera que esta sustancia no tiene usos m�dicos y se clasifica como ilegal.

AGENTES CON EFECTOS ANTICOLIN�RGICOS

En este grupo se encuentran algunas de las plantas con mayor tradici�n e historia escrita, c�lebres por su papel en la leyenda y la literatura de varias culturas europeas, hind�es y americanas. Pertenecen a la misma familia que la papa, las Solan�ceas. Tres de ellas se han empleado b�sicamente en Europa e India: la Atropa belladona, la Mandragora officinarum y el Hyoscyamus niger (bele�o). La cuarta, de la especie Datura, se distribuye mundialmente (nuestro famoso toloache).

La belladona es c�lebre por las historias de envenenamientos, brujer�a y ceremonias secretas asociadas a su uso. En Las mil y una noches se describe una muerte con veneno (probablemente atropina); hay historias medievales que sugieren su consumo en misas negras, incluyendo las narraciones de brujas que vuelan en escobas; la mandr�gora se describe en la Biblia y el bele�o es mencionado por Plinio, en el a�o 60 d. C. Diferentes especies de Datura tambi�n se han conocido desde hace siglos: entre los chinos se le ha asociado a Buda; entre los antiguos griegos se le utilizaba en ceremonias adivinatorias y quiz� ritos dionisiacos; entre los hind�es se usaba en ritos ligados a Shiva; y en Mesoam�rica, Francisco Hern�ndez, protom�dico real de Felipe II, la describe en su famosa Farmacopea (�y qui�n no ha escuchado alguna historia de hechicer�a realizada mediante la administraci�n de toloache?)

Estas plantas contienen alcaloides con efectos anticolin�rgicos (bloquean el receptor de la acetilcolina) marcados: la atropina (d,l,-hiosciamina), la escopolamina (1-hioscina) y la 1-hiosciamina.


FIGURA XXI.2A. La belladona y la mandr�gora.


Dada la amplia distribuci�n central y perif�rica de este receptor (v�ase el cap�tulo V), los efectos de estos alcaloides ocurren a muy diversos niveles: sequedad de la boca, taquicardia, aumento de la temperatura corporal, disminuci�n del peristaltismo gastrointestinal (p. ejem., constipaci�n), dilataci�n pupilar, confusi�n mental, obnubilaci�n de la consciencia, p�rdida de la memoria reciente, y somnolencia, delirio y coma a dosis elevadas. A diferencia de otros alucin�genos, los anticolin�rgicos no incrementan la percepci�n sensorial.

FIGURA XXI.2B. El bele�o y el toloache.


Como vimos en el cap�tulo XIV (Antiparkinsonianos), los anticolin�rgicos sint�ticos, como el trihexifenidil y la benzotropina, pueden producir alucinaciones.

Por razones m�s hist�ricas que farmacol�gicas, mencionemos en este capítulo un hongo, la Amanita muscaria. Decimos hist�ricas porque se pensaba que los efectos t�xicos de este hongo se deb�an a sus interacciones con el receptor muscar�nico de la acetilcolina (de ah� su nombre); sin embargo, se ha visto que no hay tal, y que sus efectos alucin�genos se deben m�s bien a sustancias que interact�an con el receptor del GABA, en este caso el muscimol, y del glutamato, mediante el �cido ibot�nico.

La amanita es uno de los hongos t�xicos m�s conocidos y f�cil de reconocer: es el famoso hongo con sombrero rojo y puntos blancos de los cuentos. Se le ha asociado al Soma, la droga sagrada de la inmortalidad, mencionada en el Rig Veda (1500 a. C.), a la ambros�a de los dioses del Olimpo, a los misterios de Eleusis, tambi�n en la antigua Grecia, e incluso a los or�genes del cristianismo en Roma. Se sabe que lo usaban las tribus n�madas de Siberia, los chamanes, en particular en ritos comunales de indulgencia. �stos conoc�an algo del metabolismo de los alcaloides responsables de los efectos alucin�genos del hongo y sab�an que se excretaban en la orina, de manera que si �sta se beb�a, se pod�an prolongar los efectos o compartirlos con un aprendiz. En las heladas regiones de Siberia, donde el hongo escasea, su precio era alto (en ocasiones, un solo hongo costaba un venado completo).

La intoxicaci�n por muscarina provoca n�usea, v�mito, cefalea (dolor de cabeza), alteraciones visuales, arritmias cardiacas y estado de choque.

FIGURA XXI.3. Hongos psicoactivos: A. muscaria, cornezuelo de centeno (ergot) y Psilocybe.




AGENTES CON EFECTOS SEROTONIN�RGICOS

A estas sustancias tambi�n se les ha llamado ind�licas, por contener, como la serotonina, la estructura qu�mica n�cleo indol. La psilocina y la psilocibina, alcaloides contenidos en los hongos alucin�genos, as� como el LSD (dietilamida del �cido lis�rgico) son sustancias ind�licas. Tambi�n la DMT (dimetiltriptamina), que se encuentra en un �rbol de las Antillas y en algunos lugares de Am�rica del Sur, donde se le conoce como Cohoba, es una mol�cula ind�lica, lo mismo que la harmina, una liana que crece en la selva amaz�nica, conocida como yag�, ayahuasca o caapii en �sas regiones. Su nombre bot�nico es Banisteria caapi, y se le combina en ocasiones con hojas que contienen DMT. La mezcla produce efectos m�s intensos. En �frica existe tambi�n un alucin�geno ind�lico, la iboga�na, proveniente de Tabernanthe iboga, planta utilizada en ritos de iniciaci�n.

En la sierra mazateca, Psilocybe mexicana, el teonan�catl ("carne de los dioses") de los antiguos mexicanos, se utiliza desde hace siglos en ceremonias m�stico-religiosas. Su empleo fue reprimido por la Iglesia de los conquistadores y no fue sino hasta 1955 que se conoci� la existencia de estos hongos. Gordon Wasson los identific� y Albert Hofmann, en 1958, aisl� de ellos la psilocibina, su principio activo.

Existen otras variedades de Psilocybe con distribuci�n casi mundial. Una de ellas, Psilocybe cubensis, incluso se cultiva f�cilmente.

Una vez que se ingiere, la psilocibina se convierte en psilocina en el est�mago. Ambos alcaloides disminuyen la recaptaci�n de serotonina en el cerebro y la periferia. El inicio de sus efectos se aprecia entre los 25 y 40 minutos despu�s de la ingesti�n y duran hasta ocho horas. Como con los otros alucin�genos, el sujeto tiene las pupilas dilatadas y aumento de la temperatura corporal, frecuencia cardiaca y presi�n arterial.

FIGURA XXI.4. Algunas plantas que contienen indoles psicoactivos: ayahuasca, T. Iboga y R. Corymbosa.




Su expresi�n facial puede indicar una percepci�n alterada. Los efectos subjetivos dependen del sujeto, su historia personal, sus expectativas, y el medio que lo rodea en ese momento. Como para todos los alucin�genos, intentar la descripci�n de un "viaje" de hongos resultar�a totalmente personal.

El LSD es el m�s famoso de los alucin�genos. Es una sustancia semisint�tica, proveniente de la modificaci�n qu�mica de un n�cleo ind�lico del hongo del centeno Claviceps purpurea (el llamado cornezuelo, o ergot, en ingl�s). Este hongo contiene varios derivados activos que act�an en el sistema nervioso y en los vasos sangu�neos. Las propiedades del cornezuelo de centeno eran conocidas desde la remota antig�edad. En una tableta asiria de alrededor del a�o 600 a. C. se advierte sobre el peligro del uso de centeno contaminado con "p�stulas negras". Se refiere al "ergotismo", del cual se tiene noticia a trav�s de cr�nicas de la Edad Media. Entre los a�os 1000 y 1600 se tienen pruebas de al menos 20 brotes de este padecimiento, probablemente ocurridos por accidente o en periodos de hambruna, en los que se hac�a pan con centeno contaminado con el hongo. Se han reportado dos variedades de ergotismo, de acuerdo con la dosis: en casos leves hay escozor en los dedos, sensaci�n de quemadura por debajo de la piel de las extremidades, temblor y convulsiones. El sujeto tambi�n puede experimentar alucinaciones visuales o auditivas, excitaci�n, delirio y crisis psic�ticas. Dosis m�s elevadas producen gangrena de las extremidades por la intensa vasoconstricci�n (contracci�n de los vasos sangu�neos) producida por los alcaloides del ergot: los miembros se ponen secos, despu�s azules o negros. En estos casos graves puede ocurrir la muerte, aunque se haya amputado el miembro gangrenado. En la Edad Media tambi�n se conoc�a el ergotismo como el Fuego de San Antonio, pues los monjes de esta orden se especializaron en aplicar este tratamiento en hospitales a su cargo.

En la actualidad la industria farmac�utica utiliza el cornezuelo de centeno, por sus efectos vasculares, para producir medicamentos �tiles en el tratamiento de la migra�a y controlar hemorragias despu�s del parto. Los derivados del ergot son potentes f�rmacos que tambi�n afectan el �tero y deben utilizarse con precauci�n.

El descubrimiento de las propiedades psicoactivas del LSD fue accidental. Hacia 1938, el doctor Albert Hofmann, trabajando en los laboratorios Sandoz, en Suiza, sintetiz� el LSD (lisergsaure-diethylamid, en alem�n), dietilamida del �cido lis�rgico, a partir de derivados del ergot. Cinco a�os despu�s, en 1943, por alguna raz�n volvi� a manipular el frasco que conten�a el LSD fabricado a�os antes, aparentemente sin mucho cuidado. El hecho es que, a media tarde, Hofmann se vio obligado a suspender su trabajo por las extra�as sensaciones que estaba percibiendo. Estas son sus palabras:

El viernes pasado, 16 de abirl de 1943, me vi obligado a suspender mi trabajo en el laboratorio a la mitad de la tarde, e irme a casa, pues me vi sorprendido por una peculiar inquietud asociada con una sensaci�n de mareo leve. Al llegar a casa me recost� y me vi sumergido en una especie de ebriedad, no desagradable, y que se caracterizaba por una extrema actividad de imaginaci�n. Mientras permanec�a en esta condici�n de aturdimiento con los ojos cerrados (percib�a la luz del d�a como desagradablemente brillante) apareci� ante m� una corriente ininterrumpida de im�genes fant�sticas de extraordinaria plasticidad y vividez, acompa�adas de un juego de intensos colores, como kaleidoscopio. Este estado fue desapareciendo gradualmente al cabo de dos horas.

Al estar seguro de que estos efectos se deb�an a la sustancia que hab�a estado manipulando, Hofmann repiti� la experiencia ingiriendo 0.25 mg de LSD el lunes siguiente. La experiencia se repiti�, esta vez con efectos m�s intensos y duraderos (�Hofmann hab�a tomado una dosis 5 a 8 veces mayor de la necesaria!) De hecho, fue la extraordinaria potencia de la droga lo que m�s llam� la atenci�n de los investigadores.

Entre 1953 y 1966, Sandoz distribuy� LSD mundialmente con fines de investigaci�n, pues sus efectos despertaron el inter�s de psicobi�logos, psic�logos y psiquiatras, quienes pensaban que el estado producido por este alucin�geno pod�a constituir un modelo de psicosis en animales que pudiera orientar sobre el origen de los trastornos mentales del ser humano.

En los a�os 60, la popularidad del LSD aument� y el producto empez� a aparecer en el mercado negro. Su uso se asoci� al pensamiento oriental y varios grupos religiosos surgieron en los Estados Unidos, siguiendo el ejemplo de dos ex profesores de la Universidad de Harvard (Timothy Leary y Richard Alpert), que despu�s de haber experimentado con el LSD, elaboraron un manual llamado La experiencia psicod�lica, basado en el libro tibetano de los muertos, invitando a los lectores a seguirlos en esta experiencia.

En psicoterapia se ha utilizado el LSD en pacientes con dificultades particulares para comunicarse con el psiquiatra, en alcoh�licos y en sujetos con c�ncer terminal (adem�s de sus efectos psicod�licos, el LSD es un potente analg�sico).

El LSD es una mol�cula insabora, incolora e inodora extremadamente potente pero excepcionalmente letal. En roedores se pueden apreciar sus efectos a dosis de 0.04 mg/kg, mientras que la dosis letal 50 (como se vio en la Segunda Parte, cap�tulo VI, es la dosis que mata al 50% de la poblaci�n que la recibe) es 400 veces mayor. De hecho, no se ha confirmado la muerte por sobred�sis de LSD en el ser humano. La absorci�n gastrointestinal es buena, y la droga se distribuye ampliamente en el organismo. Cerca de 1% de la dosis alcanza el cerebro. La vida media es de aproximadamente tres horas, pero sus efectos se perciben hasta por 10 a 12 horas. La administraci�n repetida de LSD produce tolerancia r�pidamente. No se ha demostrado la adicci�n al LSD.

Esta droga interact�a con los receptores de la serotonina, pero tambi�n puede afectar mecanismos dopamin�rgicos y noradren�rgicos a varios niveles del sistema nervioso. El mecanismo de acci�n espec�fico a�n no se conoce.

Se han tejido muchas leyendas alrededor de los efectos del LSD, de los alucin�genos en general, y de su relaci�n entre la percepci�n, la creatividad y la introspecci�n incrementadas, pero las pruebas realizadas en voluntarios no han arrojado pruebas contundentes de ello. Es cierto que una buena parte de los sujetos reportan sentir m�s, ser m�s creativos y comprender mejor las cosas cuando se encuentran bajo la influencia de la droga, pero es dif�cil probarlo. Es innegable, sin embargo, que un viaje constituye una intensa experiencia interior que puede ser aprovechada por el sujeto dentro de un contexto social adecuado.

Como para todos los psicotomim�ticos, el LSD puede producir reacciones adversas: un mal viaje, puede vivirse como una terrible e interminable pesadilla, acompa�ada de paranoia, angustia y hasta p�nico.

Tambi�n se han reportado efectos de flashback, esto es, experimentar nuevamente la sensaci�n de los efectos del LSD horas y hasta meses despu�s de haberlo consumido. Estas irrupciones repentinas pueden producirse como efecto del estr�s o de otros medicamentos. En todos los casos, estos episodios desaparecen espont�neamente.

Se ha hablado tambi�n de que el LSD da�a los cromosomas y produce alteraciones gen�ticas pero, de nuevo, estos resultados no se han confirmado en forma convincente. De cualquier manera, el hecho es que las preparaciones de LSD (y el resto de los alucin�genos sint�ticos o semisint�ticos) que se encuentran en el mercado negro contienen en ocasiones otras sustancias: desde contaminantes (solventes utilizados para la extracci�n) hasta otras drogas psicoactivas, como anfetaminas. En estos casos, el sujeto ingiere un coctel cuyos efectos pueden ser m�s peligrosos que los de sus ingredientes tomados separadamente.

El oIoliuqui o semillas de la virgen, Rivea corymbosa (v�ase la figura XX.4), contiene otro derivado del �cido lis�rgico, la amida, con cerca del 10% de la potencia de la dietilamida. Estas semillas se han consumido con fines rituales en M�xico y Centroam�rica desde antes de la llegada de los espa�oles. Su ingesti�n frecuentemente produce irritaci�n gastrointestinal, n�usea y v�mito.

En la actualidad no existe un uso m�dico ben�fico demostrado de los alucin�genos. Su empleo sigue siendo b�sicamente recreativo y siempre conlleva riesgos. Manuales escritos por sujetos que han experimentado en repetidas ocasiones sustancias alucin�genas ofrecen algunas recomendaciones a usuarios potenciales que pueden resultar �tiles. He aqu� algunas de ellas: Si va a consumir alucin�genos trate de conocer su procedencia. No todo lo que le ofrecen es lo que dicen que es; tampoco se los inyecte: adem�s del peligro de contraer una infecci�n (como la hepatitis o el SIDA), los efectos t�xicos pueden ser severos. No ingiera cualquier tipo de hongo creyendo que es alucin�geno. Algunos de ellos son t�xicos. No consuma alucin�genos si no se encuentra bien de salud (f�sica y mental). Si toma alucin�genos, h�galo en un ambiente agradable, con una persona que pueda ayudarlo, y sin prisas ni presiones. No consuma psicod�licos con el est�mago lleno; el malestar gastrointestinal puede conducir al v�mito. No trate de manejar una m�quina potencialmente peligrosa (p. ejem., un taladro, una sierra) o conducir un veh�culo bajo los efectos de un alucin�geno. No mezcle sustancias. En caso de un "mal viaje", trate de relajarse y esperar que el efecto pase —lo cual siempre ocurre— y s�lo en casos extremos, admin�strese un tranquilizante.

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