Durante el periodo que nos ocupa, 1824-1830, hubo en la regi�n algunos cambios importantes en las actividades econ�micas que rese�aremos brevemente, as� como tambi�n indicaremos su conexi�n con la organizaci�n de la sociedad y la manera como transformaron el modo de vivir de la gente. Disponemos de un peque�o libro titulado Memoria estad�stica del estado de Occidente, que Juan M. Riesgo y Antonio Vald�s publicaron en 1828 y que contiene informaci�n muy valiosa para esta etapa hist�rica.
En este periodo, el volumen de la producci�n agr�cola y ganadera aument� pues no s�lo fue suficiente para cubrir la demanda interna del estado, sino que se pudo exportar a regiones vecinas. La producci�n agropecuaria dej� de ser una actividad propia de los indios y pas� a manos de terratenientes; fen�meno que avanzaba a medida que se desmantelaban las misiones y la propiedad de la tierra se acumulaba en manos de los notables. En la provincia de Sonora se produc�a trigo para la fabricaci�n de harina que se exportaba por v�a mar�tima a regiones vecinas como Jalisco y las Californias; la cr�a de ganado bovino se orient� a la fabricaci�n de cueros, sebo y tasajo, productos que tambi�n se exportaban a mercados mexicanos. No hubo cambios apreciables en la tecnolog�a agr�cola y ganadera; lo que aument� fue la extensi�n de las tierras trabajadas y se modific� la organizaci�n de la producci�n, pues ahora eran los terratenientes quienes impulsaban la agricultura y la ganader�a y empleaban a peones ind�genas y mestizos, que ya no eran due�os de la tierra, sino s�lo trabajadores asalariados.
Como en otras �pocas, la miner�a era la actividad productiva propia de los notables de abolengo, que proporcionaba riqueza y prestigio social. Los reales de minas m�s productivos eran El Rosario, Cosal� de los Iriarte y �lamos, de los cuatro hermanos Almada. La Memoria se�ala tambi�n los siguientes reales mineros: Aguaje, Aigame, Bacubirito, Baroyeca, Cananea, Cieneguilla, Copala, San Antonio de la Huerta, San Juan y Sinoquipe. La plata era el principal metal que produc�a el estado y le segu�an, en orden de importancia, el oro, el plomo, el hierro y el cobre. Quien controlaba la plata ten�a mayores posibilidades de destacar en el comercio de importaci�n pues, como dijimos, era el �nico producto que demandaban los comerciantes extranjeros. En la Memoria se indica que la producci�n minera del estado interno de Occidente alcanzaba los dos millones de pesos anuales, cifra inferior a la se�alada para el quinquenio 1806-1810, en que la intendencia de Arizpe produjo 5 790 094 pesos.
Como dijimos en el apartado anterior, el comercio de importaci�n fue el negocio preferido por los notables, quienes se ufanaban de haber roto el "insolente monopolio" que en �pocas anteriores pesaba sobre las provincias, como se dice en la Memoria; sin embargo, su forma de comerciar con los extranjeros conservaba muchos de los inconvenientes que Rafael Rodr�guez Gallardo se�alara en 1750, en plena explotaci�n colonial: que eran los mercaderes extranjeros los que impon�an las reglas del intercambio y s�lo aceptaban plata a cambio de lo que entregaban. Los notables aceptaron estas estipulaciones que tuvieron una influencia nociva en el desarrollo de la econom�a del estado de Occidente, pues privilegiaba las inversiones en miner�a a costa del desarrollo de otros ramos productivos, muchos de los cuales pudieron ser explotados. El sector manufacturero de la econom�a regional qued� rezagado, porque los bienes de consumo que hubiera podido producir la regi�n fueron sustituidos por las importaciones de mercanc�as estadunidenses, europeas y asi�ticas.
Los notables adoptaron una actitud pasiva ante los comerciantes extranjeros: esperaban en el puerto a que fueran a ofrecerles la mercanc�a y nada hac�an por salir a ofrecer los productos agr�colas o pecuarios del estado, que eran de muy buena calidad (algunos s� promovieron la exportaci�n de sus harinas, cueros y tasajo, pero a los limitados mercados aleda�os). Esta situaci�n les conven�a, porque les produc�a riquezas, aunque da�aba la econom�a regional por no permitir el desarrollo de otros ramos de la producci�n y porque el noroeste qued� sin participaci�n en el tr�fico mar�timo internacional. Riesgo y Vald�s afirman en su Memoria que los empresarios del estado eran "poco emprendedores"; quiz� se refer�an precisamente a esa falta de energ�a para tratar con los comerciantes extranjeros. Se�alaremos otros efectos de este comercio en los siguientes apartados, porque esta actividad econ�mica se relacion� con todos los aspectos de la vida social en el estado interno de Occidente.
Los art�culos de consumo elaborados en el estado de Occidente ten�an poca variedad, su volumen de producci�n era reducido y no rebasaron el nivel artesanal. Adem�s de la harina y de los cueros, se produc�an textiles corrientes, sombreros de palma, az�car sin refinar, mezcal, carne seca y objetos de talabarter�a. Otros productos regionales, como la sal, las perlas y el pescado y mariscos secos, continuaban en el mercado, aunque el centro principal del comercio de perlas y concha n�car se hab�a desplazado de Sinaloa a la Baja California.