A PARTIR DE LA DÉCADA DE LOS TREINTA se observó en Nuevo León un marcado progreso en todos los órdenes. En el aspecto demográfico, el censo arrojó una cifra de 417 000 habitantes en el estado, de los cuales 137 000 se hallaban en Monterrey, mientras que en 1940 había en Nuevo León 541 000 y su capital contaba con 184 000.
Al concluir la segunda Guerra Mundial en 1946 el fenómeno general de la industrialización tuvo en Monterrey un auge extraordinario. Ello dio origen a la intensa emigración del campo a la ciudad primero y más tarde de los estados vecinos y de otras regiones del país. En las 1 500 industrias existentes en la ciudad en esos años, laboraban más de 35 000 trabajadores. Nuevo León, en el padrón de 1950, registró 740 000 habitantes, 47% de los cuales (350 000) se concentraban en Monterrey. El número de empresas se había elevado entonces a 4 000, y a 90 000 el de los trabajadores. La expansión industrial se tradujo en una especie de imán que provocó este crecimiento explosivo.