LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA en el Nuevo León de la época virreinal estuvo a cargo de gobernadores. A la vez que este oficio, ejercían el de capitán general; esto es, que asumían el mando político y militar, simultáneamente.
Los gobernadores eran designados por el rey, o por el virrey. Duraban en el puesto cinco años o decía el rey "el tiempo de mi voluntad". Sólo dos de los más antiguos: Luis de Carvajal y Martín de Zavala, recibieron el nombramiento "por vida", con derecho a designar sucesor. Carvajal no ejerció ese privilegio, por no tener descendencia y por su conflicto con la Inquisición. Zavala gobernó 38 años (1626-1664), pero, a su muerte, como no tenía hijo que le sucediera, dispuso en su testamento que gobernara el Ayuntamiento de Monterrey.
La jurisdicción del reino estaba subdividida en alcaldías mayores. Dentro de éstas, había también valles, categoría política en la cual había un teniente o delegado del alcalde mayor. El alcalde o justicia mayor era designado por el gobernador sin ser necesario que fuese vecino del lugar. Había también alcaldes o jueces provinciales de la Santa Hermandad, cuya función consistía en administrar justicia fuera del área urbana.