III. ORTO Y OCASO DEL ESTADO LIBERAL


CUANDO LA DICTADURA DE SANTA ANNA se encontraba en su mayor esplendor, en 1853, se tomaron diversas medidas para concentrar aún más en el supremo gobierno las riquezas generadas por los impuestos, así como otras disposiciones que incrementaron el malestar general.

En Guadalajara, solamente el recién nombrado obispo Pedro Espinoza y Dávalos y los comerciantes tapatíos más ricos se manifestaron satisfechos con la situación; en tanto que poco a poco iría acrecentándose el prestigio y el consenso en torno de la Pantera del Sur, el antiguo insurgente Juan Álvarez, quien el 1 de marzo de ese año había enarbolado el Plan de Ayutla en contra del régimen de Santa Anna.

Al comenzar 1855, Santos Degollado apareció en el sur de Jalisco con la pretensión de tomar Guadalajara o Zapotlán el Grande. Fracasó en su intento; pero pocos meses después, al sumarse las tropas encabezadas por Ignacio Comonfort, los rebeldes se apoderaron de Colima y Zapotlán, y cuando se aprestaban a caer sobre la capital tapatía supieron que Santa Anna había abandonado el país, por lo que los partidarios de éste se retiraron sin oponer resistencia. Por iniciativa de Ignacio Comonfort, Santos Degollado fue designado gobernador interino de Jalisco el 31 de agosto de 1855.

De inmediato fue promulgado un Estatuto Orgánico provisional, garante de la libertad de expresión, con el cual las entidades recuperaban su condición de estado y el poder de elección de sus propios gobernantes.

Apenas instalado en el gobierno jalisciense, Degollado tuvo que enfrentar una revuelta encabezada por el hijo del cónsul inglés en Tepic, Eustaquio Barrón, quien pretendía lograr el desprendimiento de Tepic. El levantamiento fue sofocado, mas Degollado tuvo que dejar la gubernatura a causa de las presiones ejercidas por los ingleses en represalia por los daños causados a las propiedades del susodicho insubordinado. Después de un estira y afloja entre los liberales puros y el general Anastasio Parrodi —enviado del presidente de la República—, Gregorio Dávila tomó el cargo el 17 de diciembre de 1856.

A fines de 1855, la llamada ley Juárez provocó gran malestar y encono entre la población, pues proscribía expresamente los fueros de militares y eclesiásticos; pero mayor efervescencia suscitó la ley Lerdo, dada a conocer en junio de 1856, que disponía la venta a particulares de bienes raíces de corporaciones civiles y eclesiásticas. El obispo de Guadalajara se mostró en un principio indiferente ante la medida, pero cambió de actitud cuando sus colegas se opusieron a la orden.

Por otra parte, la aplicación de la ley Lerdo en contra de las propiedades comunales de los indígenas y a favor de los propietarios importantes, suscitó diversos levantamientos armados en La Barca, Mazamitla, Tizapán y desde Autlán hasta Mascota. El gobernador Ogazón determinó entonces modificarla, en diciembre de 1856, con lo que se evitaba de momento la privatización de las posesiones de indios.

Algunos grupos se pacificaron, mas no así el Tigre de Alica, Manuel Lozada, en la sierra del cantón de Tepic, cuyos pobladores defendieron enérgicamente sus tierras. Como Lozada hacía justicia por su propia mano a quienes despojaban a los indios de sus predios o lesionaban sus propiedades, fue fortaleciéndose y sus guerrillas llegaron a causar infinidad de problemas a los gobiernos en turno.

La Constitución de 1857
Confederación de Estados Coligados
"Antes, patria, que inermes tus hijos..."
Liberalismo civil
El estado del estado
Nuevas organizaciones
Educación
Liberalismo militar
Estado porfirista y porfiriano
El campo
Minería e industria
Las comunicaciones
Cultura como nunca
Más construcciones y de otro modo
Entusiasmo educativo
Iglesia de mejor talante
Catolicismo social



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